2.3.5.4 La producción novelística de Ramón Piña (1819 – 1861)


Ramón Piña publicó en Madrid dos novelas, con los títulos de “Gerónimo el honrado”, en 1859 e “Historia de un bribón dichoso”, en 1863, se le atribuye asimismo “El doctor Lañuela”, de 1860; pero en el caso de esta última no se ha corroborado que sea de su autoría. Tradujo varias obras al español, originales en inglés y francés, y colaboró en algunas publicaciones, como en “Revista de la Habana.”

“Gerónimo el honrado” posee una clara herencia de la picaresca española, tanto en su sentido irónico como en cuanto al léxico y los giros gramaticales propios del español castizo, en esto y en la concepción aventurera de su personaje principal, cuyo nombre se indica en el título, se puede captar la influencia del Quijote, este personaje también posee una clara similitud caracteriológica con el Cándido, de Voltaire.

El autor introduce un cuestionamiento de la matriz axiológica de la época a través de la ingenuidad de su personaje, quien había situado la justicia y la racionalidad humana en un plano muy superior a lo que era en realidad, aunque Gerónimo se ve impelido a captar progresivamente las contradicciones y la injusticia que primaba en la sociedad, ello no transforma la esencia generosa de su temperamento, aunque adquiere cierto sarcasmo y una tendencia a evadir el trato social.

Esta primera novela sirvió en cierto modo de marco a “Historia de un bribón dichoso” donde se establece un paralelo entre el comportamiento ético y la conducta oportunista, en este caso tipificada en el clásico bribón asociado al mundo de las leyes, que utiliza para su provecho el rejuego jurídico.

La novela presenta discontinuidades y líneas paralelas que otorgan un mayor relieve a su lectura, en cuanto a las figuras retóricas se vale mucho de la paradoja y de elementos irónicos para expresar los movimientos del personaje de Eustaquio Barullo en las élites de la sociedad habanera. De soslayo toca el tema de la esclavitud, pero sin adoptar una posición definitivamente abolicionista en tanto compartía el miedo al negro que primaba en la sociedad de entonces.

En ambas obras está presente la indagación sobre la verdad en una intrincada maraña de intereses y doble moral, su personaje de Gerónimo dice buscar un país donde no haya más que una verdad y esta resplandezca siempre, el autor se refiere incluso en “Historia de un bribón dichoso” a una “verdad jurídica” en el sentido de falseada. Estas obras constituyen un firme trazado desde la ficción de las dobleces de la sociedad colonial cubana.

El pintor Jorge Arche Silva (1905 – 1956), sus aportes a las Artes Plásticas cubanas
La obra plástica de Enrique Caravia y Montenegro (1905 – 1992)
Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castillo (1902 – 1982), la trascendencia de su obra plástica
El escultor Teodoro Ramos Blanco (1902 – 1972), su obra
La obra plástica de Gumersindo Barea y García (1901 – ?)
El pintor Carlos Enríquez Gómez (1900 – 1957), un exponente imprescindible de las artes plásticas cubanas
La obra del escultor Juan José Sicre y Vélez (1898 – ?)
La obra del pintor y arquitecto Augusto García Menocal y Córdova (1899 – ?)