4.1.2.3.4 “Poesía y prosa”, 1944, de Virgilio Piñera (1912 – 1979)


El texto “Poesía y prosa”, de Virgilio Piñera, es un híbrido compuesto por algunas piezas poéticas y catorce narraciones, géneros que convergen sin embargo bajo su pluma en torno a la ya perfilada cosmovisión de Piñera y su afán de dar a la luz el absurdo de la realidad pero también a través de un impulso ficcional en cuanto a situaciones, lo que pudiera llamarse absurdo – real del comportamiento humano y sus motivaciones.

Cintio Vitier, en “Diez poetas cubanos” reitera una opinión que ya antes había emitido sobre el libro: “Lo que aquí centralmente se expresa es que en este país estamos viviendo ese grado de desustanciación por el cual dos hombres que se cruzan, una boda, una copulación o una mujer que plancha, se equivalen y autodestruyen, no guardan resonancia ni entran en una jerarquía, no son nada más que fenómenos que están ahí bajo la luz terriblemente retórica del proscenio vacío, fragmentos que no se ligan entre sí, que no alimentan ni sugieren una forma orgánica, superior e invisible.”

Desde el punto de vista narrativo aparecen ya aquí piezas que serían antológicas del cuento corto o microrrelato, como es el caso de “El infierno”, “El viaje” y “En el insomnio”. En el segundo de estos se aprecia la óptica piñeriana de la vida, en el sentido de concepción de un trayecto eterno sin sobresaltos, iterativo, justo la antítesis del significado que por lo común se le atribuye al viaje en cuanto a sorpresa.

Por su parte, “En el insomnio”, constituye una de las piezas de Piñera que ha alcanzado mayor popularidad entre los estudiosos de la literatura, en cuya concisa estructura recrea el viejo tópico del sueño y la muerte, pero rompiendo con la hermandad primigenia entre Tánatos e Himnos, a través de la imposibilidad del sueño aun en el ámbito de ultratumba:

“El hombre se acuesta temprano. No puede conciliar el sueño. Da vueltas, como es lógico, en la cama. Se enreda entre las sábanas. Enciende un cigarrillo. Lee un poco. Vuelve a apagar la luz. Pero no puede dormir. A las tres de la madrugada se levanta. Despierta al amigo de al lado y le confía que no puede dormir. Le pide consejo. El amigo le aconseja que haga un pequeño paseo a fin de cansarse un poco. Que enseguida tome una tasa de tilo y que apague la luz. Hace todo esto. No logra dormir. Se vuelve a levantar. Esta vez acude al médico. Como siempre sucede, el médico habla mucho pero el hombre no se duerme. A las seis de la mañana carga un revolver y se levanta la tapa de los sesos. El hombre está muerto pero no ha podido quedarse dormido. El insomnio es una cosa muy persistente”

En cuanto a la poesía, están contenidas en este cuaderno piezas memorables de la obra de Piñera, entre ellas el poema “Vida de Flora”, dedicado literalmente a una planchadora de pies grandes; como señalan algunos estudiosos, adentrándose así en el terreno de la llamada antipoesía al escoger este tópico y a le vez, la citada pieza constituye un anticipo coloquialista, de la misma se ofrecen fragmentos:

“Tu tenias grandes pies y un tacón jorobado.
Ponte la flor. Espérame, que vamos juntos de viaje
(…)
Ibas y venías entre dos calientes planchas:
Flora, mucho cuidado, que tus pies son muy grandes
y la peletería te contrata para exhibir sus hormas gigantes.
(…)
Oye, Flora: tus pies no caben en el río que te ha de conducir a la nada;
al país en que no hay grandes pies ni pequeñas manos ni ahorcados.
Tú querías que te tocaran el tambor para que las aves bajaran,
las aves cantando entre tus dedos mientas el tambor repicaba.

Un aire feroz ondulando por la rigidez de tus plantas,
todo eso que tú pensabas cuando la plancha te doblegaba.

Flora, te voy a acompañar hasta tu última morada.
Tú tenías grandes pies y un tacón jorobado.”

Como ha podido apreciarse, concurren en este texto piezas imprescindibles de la lírica y la narrativa de Piñera, en ambos géneros aquí plasmados se aprecia su vocación dramatúrgica, en lo que respecta a la narrativa el modo en que presenta los cuentos es muy afín al concepto de escena, la poesía también está impregnada de ese aliento teatral, sobre todo en lo dialógico. Este libro constituye punto de referencia en la evolución de Piñera como escritor multifacético.

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