4.2.6 La obra narrativa y periodística de Miguel Ángel de la Torre (1884 – 1930)


Miguel Angel de la Torre no legó una extensa producción narrativa, incursionando sobre todo en el ámbito periodístico con una destacada labor como cronista, ajena a la politiquería que intentaba imponerse en la prensa de entonces. No llegan a una decena las obras de este autor de las cuales se tiene noticias hoy día, pero su calidad amerita el estudio de las mismas, sobre todo porque alcanzó un claro perfil del cuento como género.

El único texto narrativo que publicó en forma de libro –calificado por el autor como “novelita”; pero que en realidad constituye una narración larga- fue “La Gloria de la Familia”, de 1914, en el que el meollo constituye la unidad de la familia en el contexto de una situación económica adversa y en ello estaba implícito las propias contradicciones sociales derivadas del sistema político – económico, con la agravante de la corrupción administrativa, con su efecto sobre la economía doméstica y los valores tradicionales de la familia como institución.

En su relato titulado “Mongo”, pone al descubierto la discriminación racial subyacente a todo el entramado social, con un adecuado manejo de la secuencia narrativa y del recurso de la ironía. Esta y otras de sus piezas no fueron publicadas en un volumen íntegro sino hasta 1966.

El autor se movió en un espectro temático relativamente amplio a pesar de su escasa producción narrativa, sus preocupaciones patrióticas se revelan en el tratamiento de pasajes de la Guerra del 95, como reivindicación del legado de rebeldía nacional que clamaba ser actualizado en aquellas circunstancias; revela asimismo un pensamiento anticlerical y en sentido general pone en tela de juicio algunos acendrados valores.

Su labor como cronista si fue bastante profusa, a la que consideró “la sonrisa de primera plana”, no como copia fiel de la realidad sino como arte transmutatorio del periodista a través del cual dota de atractivo a los acontecimientos, logra imantarlos con respecto a la atención del lector. La mayor parte de sus textos de esta naturaleza datan del lustro 1921 – 1925, cuyo acontecer aparece reflejado con extensión y profundidad.

Su primer texto periodístico apareció en “Libertad”, periódico del campo insurrecto, cuando contaba solo 14 años de edad. Las muchas crónicas que concibió vieron la luz fundamentalmente en las publicaciones de “Cuba y América”, “El Fígaro”, “Letras”, “Alma Latina”, “Universal”, “Smart”, “Social”, “La Semana”, “Bohemia”, “Cuba”, “Heraldo de Cuba”, “La Nación”, “El Sol”, “El País”, “El Comercio”; “La Correspondencia” y “El Mercurio”, entre otros.

El pintor Jorge Arche Silva (1905 – 1956), sus aportes a las Artes Plásticas cubanas
La obra plástica de Enrique Caravia y Montenegro (1905 – 1992)
Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castillo (1902 – 1982), la trascendencia de su obra plástica
El escultor Teodoro Ramos Blanco (1902 – 1972), su obra
La obra plástica de Gumersindo Barea y García (1901 – ?)
El pintor Carlos Enríquez Gómez (1900 – 1957), un exponente imprescindible de las artes plásticas cubanas
La obra del escultor Juan José Sicre y Vélez (1898 – ?)
La obra del pintor y arquitecto Augusto García Menocal y Córdova (1899 – ?)