6.6 Instrumentos musicales que acompañan al Punto Cubano.


El Punto Cubano como todo género musical es acompañado por un formato instrumental, que a su vez está integrado por diferentes instrumentos musicales. En este caso esta compuesto mayormente por instrumentos que pertenecen a la familia de las cuerdas pulsadas e instrumentos de percusión menor. Entre los mismos se sitúan: la guitarra, el tres, el triple, el laúd, la clave, el güiro y el guayo son.

El tres es un instrumento musical que pertenece a la familia de las cuerdas pulsadas. Es derivado de la guitarra. Posee generalmente seis cuerdas afinadas en tres órdenes pares, a lo cual debe su nombre. Se utiliza fundamentalmente en países como Cuba, Puerto Rico y República Dominicana. Su afinación varía dependiendo del instrumentista y la zona geográfica de procedencia.

El tres es un instrumento sonero por excelencia, interviene activamente en todas sus variantes o especies genéricas, como el changüí, el sucu-sucu, en sones montunos y guarachas. Su función musical en los Conjuntos de Son no se circunscribe al punteo melódico, sino que desempeña un importante papel en el plano armónico y rítmico; por tanto, deviene conductor y factor para la interacción y complementación con los demás instrumentos del Conjunto. En el Conjunto, el tres determina la apertura, los floreos y acompaña a la vez. Mantiene una función melódico-improvisatoria que alterna usualmente con la guitarra y que en su ejecución requiere de gran destreza por parte del músico, pues estas improvisaciones exigen pasajes de gran velocidad y virtuosismo.

El laúd (del árabe العود al-`ūd) es un instrumento de cuerda pulsada, cuyo origen se remonta a la Edad Media y cuya introducción a Europa se dio por medio de la España islámica (Al-Ándalus). Fue muy empleado entre los siglos XIV y XVIII, y resurgió en el Siglo XX.

Consta de las siguientes partes:

• Clavijas: son piezas de madera alargadas, con una ligera conicidad, en las cuales se enrolla la cuerda para tensarla.
• Trastes: cuerdas de tripa anudadas alrededor del mástil. Acortan la cuerda a la longitud deseada cuando el intérprete las pisa entre dos de estos trastes.
• Mástil: es el mango alargado que surge del cuerpo del instrumento sobre el cuál se tienden las cuerdas y se ejecutan las posiciones de la mano izquierda.
• Diapasón: es la lámina que cubre el mástil para protegerlo del desgaste y darle rigidez, pues sobre ella se apoyan los dedos del ejecutante al pisar las cuerdas. Suele ser de ébano.
• Caja de resonancia: abombada, construida a partir de costillas longitudinales, con forma de media pera.
• Boca: en los laúdes antiguos ostenta un rosetón decorativo finamente tallado.
• Cuerdas: son de tripa las agudas y de núcleo de tripa y entorchado de metal las graves, son seis dobles cuerdas afinadas al unísono por pares como las de la bandurria.
• Puente: llamado también barra-cordal. En él las cuerdas vibran directamente desde el nudo, sin apoyarse en ninguna lámina, como las guitarras actuales.
• Cordal: sólo algunos laúdes medievales poseían una pieza aparte para anudar las cuerdas, pues a partir de ahí y hasta el XVIII el puente y el cordal coincidían en una única pieza, la barra-cordal.

El intérprete coge el instrumento de una manera semejante a la guitarra. Su mano derecha, tañe las cuerdas mediante una púa o plectro. A partir de la época medieval se abandonó el uso de la púa, y el intérprete tocaba con las yemas de los dedos o las propias uñas. Con la mano izquierda pisa las cuerdas permitiendo la formación de acordes y la ejecución de melodías.

El laúd en el Siglo XX disfrutó de un renacimiento en el mundo. El laúd cubano posee de 12 a 18 cuerdas y está presente en zonas rurales de Cuba, fundamentalmente en la música campesina.

Dentro de la música folklórico-popular cubana, el laúd interpreta géneros cantables y bailables, en particular de los grupos de especies correspondientes al Punto Cubano y al Son. La función musical del laúd es fundamentalmente de carácter melódico e improvisatorio, aunque también realiza una función acompañante y armónica.

Las claves son instrumentos de la música folklórico-popular cubana. Es un idiófono de golpe directo, compuesto por dos palos de madera independientes, con forma de cilindros rectos, uno de ellos percute sobre el otro. Como excepción se ha observado el empleo de palos cilíndricos rectos con extremos corniformes y con forma ligeramente cónica en el palo percutor.

Su origen es afro-cubano. Desde La Habana, las claves pasaron a la música latinoamericana, donde se usan para marcar el ritmo. Y, de la música de baile, luego dieron el gran salto y se colaron en las orquestas. Las claves se integran a géneros musicales cubanos como la Rumba, el Punto Cubano y el Son.

Desde el punto de vista musical, las claves surgen y se desarrollan en un ambiente popular, dentro de las clases más marginadas de la estructura social colonial y neocolonial. Se utilizaron en la interpretación de géneros musicales cubanos propios de la población rural, semiurbana y urbana, en celebraciones o festividades.

La función musical de las claves está determinada por el registro medio y sus características tímbricas, lo que hace que sobresalgan y sean distinguidas de manera rápida y clara por el oído humano por encima del resto de los instrumentos y las voces, con los cuales comparte el evento musical. Tales rasgos conllevan a que cumpla generalmente la función de línea rítmica conductora del Conjunto instrumental y el canto; mediante la reiteración de un único sonido se crean diseños rítmicos, los cuales, ya establecidos, se repiten en un mismo discurso musical, por lo común sin presentar variante.

El Guayo es un instrumento, con las adecuaciones imprescindibles para su uso musical, totalmente de metal, semejando el guayo de mano donde se raya el maíz o el queso.

El cencerro es un idiófono de metal que deriva de la campana sin badajo y pertenece al grupo de la campana independiente asentada, con percutor, y al de los instrumentos cubanos denominado hierros. Parece un recipiente y lo caracteriza su morfología de pirámide trunca con base rectangular, cuya oquedad tiende a ser parabólica o cónica. Se le conoce también por gangarria y los emigrados haitianos le llaman sambá. El cencerro se toca sosteniéndolo sobre la palma de la mano izquierda sujeto por los dedos, colocando la abertura hacia afuera y percutiéndolo con una baqueta de madera dura.

El cencerro participa en los más variados Conjuntos instrumentales de la música folklórico-popular cubana, con un papel preponderante en las agrupaciones de repertorio sonero y en las congas y comparsas. También está presente en algunos Conjuntos instrumentales que acompañan el canto y la danza en las celebraciones festivas de las religiones populares cubanas. Realiza una función rítmica secundaria y algunas de referencia métrica al Conjunto instrumental.

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