7.5 Formatos instrumentales de la música cubana de la primera mitad del Siglo XIX (1800-1868).


La Orquesta Típica o de Viento en Cuba surge como formato instrumental de la Contradanza, de la Danza y más tarde del Danzón. La Orquesta Típica constituye el primer modelo de agrupación instrumental popular en Cuba. Estas orquestas incluían sección de cuerda, viento y percusión.

En el siglo XIX la Orquesta Típica estaba compuesta por un cornetín, un trombón de pistones o cilindros, un figle o un bombardino, dos clarinetes, dos o más violines, un contrabajo, un par de timbales o pailas criollas y un güiro.

Fueron famosas las orquestas dirigidas por los músicos Claudio Brindis de Salas con su orquesta La Concha de Oro, Tomás Vuelta y Flores, Juan de Dios Alfonso Armenteros y su orquesta La Flor de Cuba, entre otros. Los compositores más destacados para este tipo de formato fueron: Miguel Faílde, Rafael Landa, Raimundo Valenzuela, Enrique Peña, Jorge Anckermann y José Urfé.

Características de algunos de los instrumentos musicales utilizados en la orquesta típica:

El Cornetín es un instrumento musical de metal, tiene casi la misma extensión que el clarín. Este pequeño instrumento tiene una gran agilidad y es de fácil emisión. Las enormes cualidades de la trompeta moderna han reemplazado el puesto del cornetín en los formatos instrumentales. Su timbre es redondo aunque algo opaco. Los hay simples, de cilindro y de pistones, estos últimos son los que más se usan generalmente, tanto en las bandas y charangas como en las orquestas.

El Figle, también conocido como oficleido, es un instrumento que está formado por un tubo largo de latón, doblado por la mitad, de diámetro cada vez mayor desde la embocadura hasta la campana y con llaves que abren y cierran el paso del aire. El figle, al igual que los clarines con llaves y el figle alto llamado quinticlave, este tiene un sistema de digitación como ningún otro instrumento de viento. Todas las llaves, excepto una, están normalmente cerradas y sólo se abren cuando el dedo del intérprete presiona la palanca asociada a la llave.

El Clarinete constituye un instrumento musical con gran capacidad para realizar cromatismo. El timbre del clarinete es rico en matices y posibilidades expresivas. Es uno de los instrumentos más ágiles de la orquesta; puede emitir cualquier color extremo en cualquiera de sus registros, lo que hace de este instrumento una voz sumamente versátil. También es uno de los instrumentos con una de las extensiones más grandes en su registro: el soprano alcanza más de cuatro octavas (desde un mi2 y por encima hasta las posibilidades del músico) y los modernos clarinetes bajos ampliados sobrepasan las cinco octavas.

El violín es un instrumento de cuerda frotada que posee cuatro cuerdas que están afinadas por intervalos de quintas. Las partituras de música para violín son escritas casi siempre la clave de sol, llamada antiguamente “clave de violín”. El violín tiene la característica de no poseer trastes, a diferencia de la guitarra, lo que dificulta el aprendizaje. Es el más pequeño y agudo de la familia de los instrumentos de cuerdas, que incluye la viola, el violonchelo y el contrabajo.

El Contrabajo, instrumento musical que consta generalmente de cuatro cuerdas, que, al contrario de los otros instrumentos de su familia (el violín o la viola ), se afinan por cuartas ascendentes (mi-la-re-sol, desde la 4ª cuerda, más grave, a la 1ª, más aguda), aunque también los hay de cinco, en los que la quinta cuerda se afina en un do o si más grave que la cuarta cuerda. Es el segundo mayor y de timbre más grave de los instrumentos cordófonos, superado solo por el octabajo, el cual da sonidos dos octavas más bajos que el contrabajo. Su sonido se origina mediante la vibración de las cuerdas al ser frotadas con un arco, aunque puede también producirse pulsándolas con las yemas de los dedos, técnica que recibe el nombre de pizzicato o pellizco.

La Paila Criolla es un instrumento de percusión utilizado en diversos tipos de agrupación. Se le considera como criollización y transformación del tímpani, siendo más manuable y funcional, que surge en el siglo XIX. Está compuesta por dos tambores de caja metálica y de forma cilíndrica abierta, que aparecen siempre unidas por un lado de la caja y colocadas sobre un pie de metal”1. Se le conoce también como timbales, y por tanto su ejecutante recibe el nombre de “timbalero”. Podría parecer un bongó con pedestal, por su forma, aunque su función y sonoridad son diferentes. Se ejecuta con baquetas de madera, en golpes sobre la superficie de cuero o por los costados metálicos, golpear este que es denominado por los músicos “cáscara”. En ocasiones se le sitúa un cencerro en el centro de las dos pailas.

1 Ana Casanova, “Artesanía de los instrumentos cubanos”. Revista Clave, 7/87, Pág. 51.

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