9.9.1 Aniceto Díaz.


Aniceto Díaz fue flautista, compositor y director de orquesta, también se desempeñó como pedagogo. Cuando solo contaba con diez años, empezó en el mundo de la música, cargando instrumentos musicales en una orquesta en Matanzas, donde había nacido el 17 de abril de 1887, en una familia musical.
Aniceto aprendió el oficio de sastre, que era muy usual entre los músicos. También iba estudiando con el maestro Justo Cuellar en la Banda de Música matancera. Estudió el figle con un músico de la orquesta de Miguel Faílde, creador del Danzón. Otro dato interesante es que este músico también estudió derecho.
En 1902 Aniceto Díaz sustituye a su maestro en la Banda de Música, donde se mantuvo trabajando por mucho tiempo. Continúa superándose en la música, estudiando la flauta, y comienza a componer obras como El chiflido, Yattey, La pulga, A la voz de fuego, La niña de los besos. Compuso un Danzón muy exitoso titulado El teléfono de larga distancia, que en la década de 1920 se puso muy de moda por las instalaciones de los teléfonos.
En 1914 Aniceto logra su principal deseo de formar su propia orquesta típica y se presentan por primera vez en los salones del Liceo Artístico y Literario de Matanzas. Interpretaba danzones y música norteamericana que estaba de moda en la época.
La especialista María Teresa Linares señala que “Aniceto Díaz creó el Danzonete como una suma del Danzón y el Son, atribuyéndole a este y al fox-trot el declive del primero, Rompiendo la rutina. Luego compuso El trigésimo, La zona franca y otras piezas. El Danzonete tuvo una vida efímera, pero lo que sí logró fue la adopción y uso del cantante por la orquesta charanga, el cual ejecutaba todas las melodías de moda, ya fueran boleros, criollas, canciones o guajiras”.
En 1944 Aniceto se instala en la Habana, y reorganiza su orquesta con hijos y músicos de la capital. En 1947 la orquesta se desintegra, pero el maestro se siguió dedicando a la composición y la enseñanza, copiando música y afinando pianos.
Se retira después de 1959, en que se le reconoció su verdadera labor musical y fallece el 10 de julio de 1964, en La Habana. Aniceto Díaz constituye una de las figuras más distinguidas de la música cubana.

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