El Punto cubano, género que tiene como pedestal la música que se cantaba en España durante los Siglos XV y XVI, posee una evidente herencia hispánica. Alcanzó su identidad nacional a mediados del Siglo XVIII y se ha cultivado desde entonces en nuestro país. Ha tenido un formidable desarrollo a través de los siglos. En nuestros días es considerado uno de los géneros musicales de mayor importancia dentro de la música cubana.

En la actualidad se organizan festivales recreativos y competitivos, como los que se celebran en Majagua (provincia de Ciego de Ávila), donde se reúnen jóvenes cultivadores del Punto. En la provincia de las Tunas tienen lugar las conocidas Jornadas Cucalambeanas, donde asisten instrumentistas de toda la isla. También se realizan los Talleres de la Décima, organizados por la Dirección de Aficionados, en los que se reúnen aficionados con el fin de aprender la improvisación y las reglas de la preceptiva literaria.

El Punto cubano ha sido difundido en Cuba tanto por la radio como por la televisión, estando presente por más de treinta años en programas como Palmas y Cañas, donde el laudista Miguel Ojeda organizó un conjunto para acompañar a los decimistas.

Entre los poetas que se han destacado en el cultivo del Punto cubano podemos citar a Celina González y a Chanito Isidrón. Aunque en Cuba existen muchos y muy buenos improvisadores, los “encontronazos” musicales de los poetas Justo Vega y Adolfo Alfonso siguen siendo muy recordados. Alfonso, destacadamente bromista, más de una vez hizo sacar de sus casillas a Vega, este último reconocido como el más alto exponente de este género. Probablemente sea el Punto guajiro o cubano el ritmo campesino más popular, precisamente porque la rivalidad entre bandos a veces esconde rencillas y hasta mensajes de amores secretos.