1.2 La ceremonia del Areíto.


Las narraciones y testimonios de los cronistas de la época, nos han permitido conocer la importancia que ocupó el Areíto como la expresión colectiva aborigen de mayor relevancia. En esta ceremonia mágico-religiosa de los aborígenes cubanos se mezclaban la música, la danza, el canto, los ritos y la tradición oral.

La palabra Areíto proviene del arauco aerin, que significa ensayar y recitar. Se cantaba y bailaba en colectivo durante un tiempo prolongado. El canto tenía una estructura dialogal, donde existe una copla y un estribillo. Las danzas eran miméticas y tenían un carácter ritual. Al solista o guía se le llamaba Tequina en lenguaje indígena, este era quien iniciaba el canto.

Según la descripción del antropólogo cubano Fernando Ortiz: “Los areítos eran la compleja forma que tomaba entre los indios el fenómenos social que hoy decimos fiesta, la cual era entre ellos una institución de gran importancia. No solamente como goce de un excitante placer colectivo que enfocaba los anhelos y energías del grupo humano durante el tiempo de la espera y de la realización.

Festejos del AreítoEra una ocasión de establecer y estrechar relaciones no solo entre los miembros indígenas de la misma tribu, sino entre las alienígenas o de tribus vecinas; y asimismo, entre las autoridades y los gobernados.

El areíto era también una importante función social de sentido económico. Ante todo, porque era la manera de formalizar el concierto de las fuerzas individuales para una empresa de trabajo colectivo, como la tumba de monte, la siembra, la fabricación de un casa, de un templo, de un batey, de un pueblo o de una gran canoa, la realización de una gran ceremonia sacro mágica que asegurase las cosechas o las lluvias y ahuyentase los desastres como el huracán, etc.

En el Areíto los aborígenes cubanos utilizaron diversos instrumentos musicales para acompañarse.

El pintor Jorge Arche Silva (1905 – 1956), sus aportes a las Artes Plásticas cubanas
La obra plástica de Enrique Caravia y Montenegro (1905 – 1992)
Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castillo (1902 – 1982), la trascendencia de su obra plástica
El escultor Teodoro Ramos Blanco (1902 – 1972), su obra
La obra plástica de Gumersindo Barea y García (1901 – ?)
El pintor Carlos Enríquez Gómez (1900 – 1957), un exponente imprescindible de las artes plásticas cubanas
La obra del escultor Juan José Sicre y Vélez (1898 – ?)
La obra del pintor y arquitecto Augusto García Menocal y Córdova (1899 – ?)