10.1 Panorama histórico de la época Siglo XX (1930-1958).
En esta época del Siglo XX (1930-1958) en Cuba, los éxitos obtenidos durante los primeros años de la dictadura machadista no consiguieron acabar con el movimiento popular. Debido a los excesos cometidos por el régimen y por el rápido deterioro de la situación económica bajo las consecuencias de la crisis mundial de 1929, estas fuerzas populares mostraron creciente oposición. Con los estudiantes y el proletariado como bases fundamentales, la oposición a Machado desató una interminable sucesión de huelgas, atentados y sabotajes. En 1933, el inestable régimen de Machado estaba a punto de dar paso a una revolución. El 12 de agosto Machado abandonaba el país, derrotado por una duradera huelga general.
El gobierno provisional creado por los sectores derechistas de la oposición bajo los augurios del embajador norteamericano no sobreviviría un mes. Un levantamiento de las clases y soldados del ejército junto con el Directorio Estudiantil Universitario llevó al poder un gobierno revolucionario presidido por Ramón Grau San Martín. Este gobierno, principalmente por iniciativa de Antonio Guiteras, Secretario de Gobernación, aprobó y llevó a la práctica disímiles medidas de beneficio popular. Este gobierno duró sólo unos meses en el poder, debido a las constantes ofensivas por Estados Unidos y por la oposición.
Los destinos del estado posteriormente serían efectivamente regidos por Batista y sus militares. Este régimen autoritario, que combinaba la represión de ciertas reformas socioeconómicas, fue incapaz de brindar una salida sólida a la situación cubana. Ello acarreó a un arreglo con las fuerzas revolucionarias y democráticas que serían plasmadas en la Constitución de 1940. Con esto se abrió un nuevo período de legalidad institucional. El primer gobierno de esta etapa estuvo tutelado por Fulgencio Batista. Esta sociedad, si bien condujo al movimiento obrero a significativos logros, no fue comprendida por otros sectores populares, y constituyó un factor histórico de división entre las fuerzas revolucionarias. Durante el gobierno de Batista, la situación económica en el país notó una mejoría, favorecida por el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, lo que beneficiaría aún más al sucesor, Ramón Grau San Martín.
Ni Grau, ni Carlos Prío Socarrás (1948-1952), ambos líderes del Partido Revolucionario Cubano Auténtico, aprovecharon las benévolas condiciones económicas de sus mandatos. La corrupción administrativa se complementaba con cuantiosas bandas gansteriles, con las que expulsaron a los comunistas de la dirección de los sindicatos en medio de la propicia atmósfera de la guerra fría. El repudio a la bochornosa situación imperante fue canalizado por el movimiento cívico político de la “ortodoxia”, cuyo líder, Eduardo Chibás, se suicidaría en 1951 en medio de una ardua disputa con personeros gubernamentales.
Fulgencio Batista, a la cabeza de una revuelta militar, embistió el poder el 10 de marzo de 1952. Las esperanzas del triunfo ortodoxo en las elecciones de 1952, se vieron fallidas.
Nació entonces un movimiento revolucionario, dirigido por Fidel Castro, joven abogado cuyas primeras actividades políticas se habían desarrollado en el medio universitario y las filas de la ortodoxia. Preparó una nueva estrategia de lucha armada contra la dictadura. Las acciones tuvieron lugar el 26 de julio de 1953, con el asalto simultáneo a los cuarteles Moncada (Trinidad y Ave. Moncada. Santiago de Cuba), en Santiago de Cuba y Céspedes (Calle Abigail González No. 57 e/ Serafín Sánchez y General García. Bayamo. Holguín) en Bayamo, ideadas como detonante de una extensa insurrección popular. La operación fracasó, decenas de asaltantes cayeron prisioneros y fueron asesinados. Otros sobrevivientes, entre ellos Fidel Castro, fueron juzgados y condenados a severas penas de prisión. En el juicio que se les siguió, el joven líder revolucionario pronunció un brillante alegato de autodefensa conocido como “La Historia me absolverá”, en el cual fundamentaba el derecho del pueblo a la rebelión contra la tiranía y explicaba las causas, vías y objetivos de la lucha emprendida. Este alegato se convertiría en el programa de la Revolución.
El movimiento de masas en 1955 ascendió de manera significativa y logró la amnistía de los presos políticos, entre ellos los combatientes del Moncada. En ese mismo año se funda el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, constituido por Fidel Castro y sus compañeros, y un año más tarde se crea el Directorio Revolucionario, que agrupa a los elementos más combativos del estudiantado universitario.
Fidel marcha hacia México con el propósito de organizar una expedición liberadora e iniciar la guerra revolucionaria. El 2 de diciembre de 1956 Fidel Castro desembarcaba al frente de la expedición del yate Granma en las Coloradas, provincia de Oriente. Dos días antes, los combatientes clandestinos del Movimiento 26 de Julio, al mando de Frank País, habían llevado a cabo en Santiago de Cuba un levantamiento de apoyo al desembarco. Al no coincidir ambas acciones, el levantamiento terminaba en un lamentable fracaso. Tras el revés del lugar llamado Alegría de Pío, que dispersara al contingente expedicionario, Fidel Castro y un puñado de combatientes lograban ganar el firme de la Sierra Maestra para constituir el núcleo inicial del Ejército Rebelde.
En 1957, el Ejército Rebelde generaba en las montañas con una serie de acciones, entre las más importantes se encuentra el combate de El Uvero, mientras que en las ciudades se desarrollaba con gran furor la lucha clandestina. El 13 de marzo de ese año, un destacamento del Directorio Revolucionario realizaba un ataque al Palacio Presidencial en La Habana (Avenida de las Misiones, Habana Vieja. Ciudad de la Habana), con el propósito de ajusticiar al tirano, pero fracasan. En esta acción caería en combate José Antonio Echeverría, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria. En el mes de julio, el asesinato de Frank País provocaría una huelga espontánea que paralizó gran parte de la nación. A finales de año, el ejército fracasa en su ofensiva contra la Sierra Maestra, en la que ya se han afianzado dos columnas guerrilleras.
A principios de 1958, el movimiento revolucionario decide acelerar la caída del tirano mediante una huelga general con características de insurrección. Dicha huelga convocada el 9 de abril se malogra con graves pérdidas para las fuerzas revolucionarias. En la Sierra Maestra, Fidel Castro crea dos nuevas columnas al mando de los comandantes Raúl Castro y Juan Almeida, respectivamente, quienes deben abrir dos frentes guerrilleros en otras zonas montañosas de Oriente. Batista en el verano lanza una ofensiva de 10,000 hombres sobre la Sierra Maestra. Las tropas rebeldes derrotan a los batallones de la tiranía.
Las columnas rebeldes parten hacia diversos puntos del territorio nacional, entre ellas las de los Comandantes Ernesto Ché Guevara y Camilo Cienfuegos, quienes avanzan hacia la provincia de Las Villas. El 20 de noviembre el Comandante en Jefe de las tropas rebeldes, Fidel Castro dirige la batalla de Guisa, que marca el comienzo de la definitiva ofensiva revolucionaria. En acciones coordinadas, las ya numerosas columnas del II y el II Frentes orientales van tomando las poblaciones aledañas para cerrar el cerco sobre Santiago de Cuba. Ché Guevara, en Las Villas, toma uno tras otro los pueblos y se apresta al asalto de la ciudad de Santa Clara, capital provincial, mientras que por su parte Camilo Cienfuegos rinde en tenaz combate el cuartel de la ciudad de Yaguajay. El 1º de enero de 1959, Batista abandona el país. En una maniobra de última hora, bendecida por la embajada norteamericana, el General Eulogio Cantillo intenta crear una junta cívico-militar. Fidel Castro intimida a la guarnición de Santiago de Cuba a que se rinda y convoca al pueblo a una huelga general que, apoyada masivamente por todo el país, aseguraría la victoria de la Revolución cubana.