10.7.4 La orquesta de Arcaño y sus Maravillas.
Antonio Arcaño Betancourt fundó su propia orquesta en noviembre de 1937, llamada La Maravilla de Arcaño. Esta agrupación se formó fundamentalmente por algunos de los músicos que integraban la orquesta llamada la Maravilla del Siglo. También por músicos de la Orquesta de la Academia de baile Sport Antillano. La agrupación estaba compuesta por Antonio Arcaño, quien era director y flautista; Jesús López, al piano; Elizardo Aroche y Raúl Valdés, violínes; Israel López (Cachao) en el contrabajo; Ulpiano Díaz, al timbal, y Oscar Pelegrín, al güiro. Cada músico se destacaba por su virtuosismo y lograron un acople poco común en la época; su lema fue «un as en cada instrumento, y una maravilla en su conjunto».
Por estos años cantaron en la orquesta Miguelito García, René Márquez, René Álvarez, Gerardo Pedroso, Rafael Ortiz (Mañungo), y Miguelito Cuní.
En sus comienzos la orquesta de Arcaño contenía en su repertorio danzones de Silvio Contreras, Luis Carrillo, Ricardo Reverón, Juan Quevedo y Armando Valdés Torres. El tema musical era la habanera La paloma, del compositor español Sebastián Yradier. El estilo de la agrupación maravillaba a los bailadores, estilo que Arcaño desarrolló al máximo.
La introducción de la tumbadora fue una innovación en este tipo de orquesta y completó la base rítmica que requería el Danzón de nuevo ritmo que había surgido por esta etapa.
La orquesta cambia su nombre por el de Arcaño y sus Maravillas en los primeros años de la década del 40. En esta etapa se eliminan a los cantantes de la misma, pues solamente interpretan danzones instrumentales. Los compositores principales fueron Israel López (Cachao), Orestes López, Antonio Sánchez Reyes (Musiquita), Enrique Jorrín, Félix Reina, José Esteban Urfé, Miguel Tachit y Dora Herrera.
Para sus actuaciones radiales la orquesta se llamó Radiofónica, y estuvo integrada por los músicos: Elio Valdés, Antonio Sánchez, Enrique Jorrín, Salvador Muñoz, Félix Reyna, Fausto Muñoz y Pedro Hernández, violín; Raúl Valdés y Miguel Valdés, viola; Orestes López, Rodolfo O’Farrill y Rodríguez, cello; Gustavo Tamayo y Julio Pedroso, güiro; Jesús López, piano; Israel López, contrabajo, y Eliseo Pozo (El Colorao), tumbadora. También pasaron por la orquesta Nilo Sierra y Silvio Martínez, contrabajista, y Chucho Esquijarrosa, como timbalero.
A veces a la orquesta de Arcaño y sus Maravillas le incorporaron otros instrumentos como la celesta, el campanólogo y el órgano para la búsqueda de nuevos timbres.
La Radiofónica sólo actuó en la conocida Emisora Mil Diez. El tema de la orquesta se cambió por el Danzón de la autoría de Antonio Sánchez Reyes: Arcaño y sus Maravillas, del que se interpretaba el último trío o también llamado montuno. En esta parte de las obras utilizaban la célula rítmica sincopada que Arcaño bautizó como nuevo ritmo.
La orquesta de Arcaño popularizó versiones de muchas obras del repertorio sinfónico, que se impregnaron en el gusto de los bailadores, entre ellas figuran: de Antonio Sánchez Reyes, Los bombines (Concierto núm. 1 para piano y orquesta de Piotr Ilich Chaikovsky); de José Esteban Urfé, María Eugenia (Concierto en la menor ‘para piano y orquesta de Edward Grieg); de Orestes López, Rapsodia en azul (Rapsody in Blue, de George Gershwin); entre muchas otras.
La orquesta de Arcaño y sus Maravillas tocó su último baile en Alquízar en 1958.