2.3.5.6 El foro de la Habana y sus misterios; o un oficial de causas, novela atribuida a Franchi Alfaro y publicada en 1846


Esta novela fue publicada en Madrid, empleando el seudónimo de “Un magistrado cubano”, se le atribuye a Antonio Franchi Alfaro aunque tal aseveración no ha sido del todo dilucidada, a la vez que no abundan los estudios sobre el texto, sin dudas importante por algunos valores literarios, y sobre todo para adentrarse en el estudio de su circunstancia histórica.
La novela indaga sobre el tema de la legalidad en el contexto colonial, a la vez, esto le permite ahondar en los basamentos morales sobre los cuales estaba constituido el sistema y lanzar así una estocada crítica sobre distintas áreas “enfermas” de la realidad.

A lo Largo de la obra se manifiesta una clara dicotomía entre Félix Aristo, representante de la honestidad y en sentido general depositario de un contenido axiológico de rasgos positivos absolutos, y Perico Rustete, que refleja la sempiterna tendencia a colocar el dinero y el bienestar personal por encima de consideraciones éticas, a través de subterfugios y artimañas de diversa índole. Ambos encarnan actitudes extremas a medio camino de las cuales se hallan los verdaderos abogados y juristas de la época.

Esta concepción tan contrapuesta de los personajes, situados en los polos incontaminados del bien y del mal, anula un tanto la intención de develar la realidad social de su tiempo, la cual sin embargo queda expresada a grandes rasgos, sobre todo en cuanto a la segregación de la sociedad en clases, patente en las historias de hombres de poder, pertenecientes incluso a estratos eclesiales y gubernamentales elevados, envueltos en diversos hechos delictivos. La irrupción de determinados pasajes vinculados a la esclavitud o la prostitución refleja la mayor pobreza y sometimiento de las capas humildes.

La novela responde en líneas generales a la cosmovisión romántica, ello es más patente en la regeneración idealizada de los personajes que saltan al polo del bien sin motivaciones plausibles, lo cual no anula cierto realismo en el trazado del panorama social, así como en la descripción fisonómica y a veces etológica, cuando el autor no incurre en el sesgo maniqueísta.

De acuerdo con Adis Barrio, “el sentido trascendente del Foro… debe hallarse en el regusto decepcionado y pesimista que deja la certeza de una justicia vendida al mejor postor. Esta idea se hace conciencia, en la medida que la legalidad es admitida como mero asunto de suerte” . y cita al propio Franchi: “Triste espectáculo es el de un hombre honrado, luchando contra la suerte y sin poder vencerla”

Una de las lecturas posibles apunta hacia un espectáculo aún más triste, el de un pueblo oprimido por la injusticia colonial y sin tomar por fin las armas para luchar por la libertad, pues en todos los sistemas las injusticias están de algún modo conectadas.

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