2.3 Panorama histórico del teatro en el Siglo XVI


El teatro del Siglo XVI, en el Viejo Continente, tuvo en cada una de las naciones que lo conformaban semejanzas y diferencias, en lo que respecta a la escenografía, los actores, el vestuario, los espacios donde se realizaban las representaciones, entre otros aspectos. Las formas y reglas desarrolladas en esta época, dieron forma a gran parte del teatro europeo durante varios siglos.

Durante este siglo, se propagó por el resto de Europa el nuevo estilo surgido en el Siglo XV en Italia y conocido como el renacimiento. Asimismo, el teatro tuvo un importante desarrollo en España y en Latinoamérica; los escritores volvieron a experimentar con el teatro, hecho que dio lugar a nuevas formas teatrales. Entre ellas se encuentran las marionetas, óperas y ballets.

La arquitectura teatral surgió en el Renacimiento en Italia, por lo que a partir de principios del Siglo XVI, emprendieron a edificarse edificios teatrales fastuosos, los cuales eran reservados a brindar grandes espectáculos. El arte se hacía cada vez más propio de las altas clases sociales; debido a que no eran accesibles al pueblo la forma y lenguaje que presentaban la comedia erudita y el drama pastoral, ya que superaban el alcance del pueblo.

En Italia apareció la comedia dell`arte, una forma teatral popular. Ángelo Beolco, comenzó a representar con un grupo de amigos, piececitas breves. Eran obras escritas en dialecto paduano, mostraban la vida de los campesinos y en ellas existían tipos fijos que estaban presentes en todas. En ellas Beolco se burlaba, en cierta medida, del hombre del campo, y a su vez destacaba los valores de esa clase social. Las representaciones de este joven y sus compañeros tenían lugar durante el carnaval. Poco a poco se fueron creando compañías de actores, inspiradas en el trabajo de Beolco; en las que el importe de las entradas se repartía entre todos los integrantes y en ellas permitían la intervención de las mujeres.

Tiempo después, se estableció en Italia esta nueva forma teatral, de características populares. Entre sus rasgos distintivos se encontraba la prioridad del trabajo del actor, la utilización de máscaras y tipos fijos, el empleo de dialectos y la inserción de módulos bufonescos. La comedia dell`arte en esta época se entendía como teatro profesional, que no era más que aquel que permite a sus integrantes dedicarse a él y obtener una manutención del mismo. Sus características se consolidaron entre los años 1570 y 1580.

La comedia dell`arte no disponía de una base literaria, por ello, al principio los autores tomaban el argumento de una obra conocida, sólo la línea argumental de dicha obra, o sea, la acción, a la que añadían otras acciones y se olvidaban del texto escrito, el cual era improvisado por los actores. Luego se instauró su forma definitiva, la cual consistía en un guión que trazaba un argumento muy rico en acciones y dejaba el texto a la improvisación espontánea de los comediantes. Con el paso del tiempo, se fueron acopiando para cada personaje algunos textos fijos que el actor aprendía de memoria e intercalaba en las diferentes obras. Con la improvisación se burlaba la censura, por falta de texto de la obra, lo que hacía que cada obra pareciera única en cada función.

Un actor de la comedia dell`arte, requería tener gran imaginación y la habilidad de palabra, ya que la improvisación pura llenaba la mayor parte del espectáculo. Además debía ser capaz de hacer acrobacias, cantar, bailar y tocar instrumentos musicales. Cada actor tenía un emploi o tipo fijo, es decir, un mismo personaje que representaba durante toda su vida de actor. Cada personaje poseía un vestuario propio y una máscara, de ahí que la comedia dell`arte se conoce también como comedia de máscaras. Entre las máscaras más conocidas se encontraban los zanni, tipos de campesinos tontos, pero sanos y astutos.

El empleo del dialecto posibilitaba una mayor comunicación con el público, transmitía numerosos refranes, chistes, dichos populares y giros del lenguaje. Además permitía a los actores decir cosas que estuvieran fuera del entendimiento de los funcionarios de la censura. Las obras solía tener tres actos.

Al principio, cuando los comediantes iban de pueblo en pueblo, el escenario para la representación de estas obras era un tablado improvisado con un telón de fondo que representaba las fachadas de algunas casas, separadas por calles. Su humor era generalmente grueso y hasta grosero, sin embargo obtuvo una notable fama y pronto fueron invitados a la corte y comenzaron a viajar al extranjero; obteniendo éxitos en países tales como Austria, Polonia, España, Rusia, Inglaterra y, sobretodo, Francia.

Dicha propagación y las propias características del género lo llevaron a su descenso. A pesar de sus limitaciones, su éxito perduró por dos siglos o más. Entre los aportes de la comedia dell`arte encontramos que resaltó la importancia del actor y de la acción en la escena; sentó las bases para el sucesivo desarrollo del teatro profesional, entre otros.

Por su parte, en este período, una de las obras que alcanzó un notable éxito fue la farsa cínica titulada, La mandrágora (1524), de la autoría de Maquiavelo. Otra pieza que ha llegado y se representa en la actualidad es La Celestina, del dramaturgo español Fernando de Rojas. Esta última tenía 24 actos, algo fuera de lo común en su época, y además un cambio constante de escenarios.

En los inicios de este lustro, las moralidades fueron muy populares. Estas certificaban la intención de la Iglesia de instruir al público acerca de la actitud cristiana ante la muerte. El argumento se basaba en la comparación entre el Bien y el Mal en el alma de los hombres. La obra siempre finalizaba con la redención de sus protagonistas.

A mediados del siglo XVI, la Reforma protestante puso fin al teatro religioso; ocupando su lugar, un nuevo y dinámico teatro profano. Esta nueva forma de hacer teatro, se basó en temas sobre la lucha de la humanidad y las adversidades, el vuelco hacia temas más laicos e inquietudes más temporales y el retorno de lo cómico y lo grotesco. También comienzan a intervenir en las puestas actores profesionales.

El gran auge del cual disfrutaron los milagros, se extendió hasta este período, en el que la orientación barroca de los autos era predominante. Autores desconocidos, incorporaron a las narraciones bíblicas (en las que se basaban los milagros) diversas escenas, creadas en forma de breves comedias realistas, que aludían a investigaciones y problemas que se vivían en el momento de la representación. Una obra que adquirió una gran difusión en Inglaterra fue Second Shepherd’s Play (La segunda obra del pastor), integrada en el ciclo de Wakefield.

Los autos sacramentales, muestran una organización más compleja que los géneros dramáticos que los preceden en el tiempo y son considerados la expresión preponderante del teatro religioso barroco. Entre los escritores de autos más significativos encontramos a Lope de Rueda, Juan de Timoneda y Alonso de la Vega.

La cima más alta que alcanza el teatro religioso del siglo XVI, está evidenciada en la obra de Gil Vicente. A finales de este siglo, la Iglesia prohibió la representación de multitud de autos; lo que se registró en 1559 cuando se editó en Toledo, un documento en el que además se reclama a los autores respeto y temor hacia la doctrina religiosa.

El teatro fue el género literario, en el siglo de oro español, que más tardó en alcanzar su pleno desarrollo. Las obras líricas escritas durante las primeras décadas del siglo XVI, por el fundador del teatro clásico portugués, el poeta y dramaturgo Gil Vicente, se encuentran entre las primeras piezas teatrales.

Las llamadas Jácaras, pertenecientes también al teatro español, donde intervenían la música, el canto y la danza fueron muy populares en este período y durante el Siglo VII. Entre sus cultivadores, podemos hacer referencia a Luis Quiñones de Benavente, Jerónimo de Cáncer, Calderón de la Barca, Antonio de Solís, Francisco de Avellaneda y Juan de Matos.

A lo largo del reinado de Enrique VIII, floreció en Inglaterra la mascarada cortesana, específicamente en el año 1512. Se convirtió en la forma teatral más significativa durante el reinado de Jacobo I, perfeccionándose e incorporando una lírica brillante gracias al dramaturgo inglés y poeta Ben Jonson.

En la Inglaterra del período isabelino (1558-1603), el teatro adquirió una celebridad sin precedentes en dicha nación, ya que llenó el gran vacío cultural y las ansias de entretenimiento del público. Las formas del teatro medieval, milagros, misterios y moralidades; se representaron en demasía. En el renacimiento, la obra profana de nuevos autores ingleses, los cuales se proponían mostrar la realidad, terminaron por desalojar al teatro religioso.

Desde el principio, el teatro en Inglaterra tuvo en los puritanos a un enemigo fuerte. Estos veían al teatro como una aglomeración de desvergüenza religiosa y paganismo. Por ello el teatro quedó prohibido dentro de los límites de Londres, como resultado de la influencia de los puritanos. En 1576, fue construido el primer teatro inglés en la otra orilla del río Támesis, por el carpintero James Burbage. Luego fueron instaurándose otros como El Globo, La Fortuna, y La Rosa; hasta que en un período de tiempo, en Londres se daban funciones simultáneas en once teatros.

El período teatral isabelino fue único en su época, ya que si comparamos la actividad teatral en Inglaterra con la de otros países, podemos observar que fue superior. Por ejemplo, en Madrid funcionaban apenas dos o tres locales y en París solo uno.

Los actores ofrecían sus representaciones en las hospederías o posadas, antes de existir el primer teatro en Inglaterra, donde se improvisaba una plataforma a un extremo del patio. Después la arquitectura de los teatros siguió el mismo esquema de dichos lugares. Existían dos tipos de teatros, los públicos (con precios baratos y accesibles a todo el mundo), y los privados (caros y selectos).

Estos últimos estaban bajo techo y las funciones se ofrecían de día; se caracterizaban, al igual que los ofrecidos en la corte, por el lujo del vestuario y la escenografía. Entre ellos se encontraba el Blackfriars, el repertorio que se interpretaba en él se componía de piezas de tema mitológico o musicales, llevadas a escena por compañías de niños actores. Las obras de teatro se hicieron muy populares en Inglaterra y empezaron a construirse teatros cada vez más sofisticados.

Todos los actores ingleses eran hombres. Las obras divididas en cinco actos, podían tener entre veinte y treinta personajes, y la compañía de actores no superaba la cantidad de doce o catorce; por ello el autor tenía cuidado para no hacer coincidir en la misma escena a dos personajes que deben ser interpretados por el mismo actor. La obra completa era representada en dos horas, y cuanto más en tres. Casi todos, o al menos los autores más importantes, eran también actores.

Encontramos que varios autores colaboraran en una misma obra, hecho que era costumbre. John Lyly, George Peele, Thomas Nash, Thomas Kyd, Ben Jonson y William Shakespeare; son algunos de los autores ingleses más relevantes.

Shakespeare (1554- 1616), hoy en día uno de los escritores más leídos, traducidos y publicados en el mundo; fue el autor más importante de su época. Creó cientos de personajes y escribió treinta y siete obras, entre comedias, tragedias, dramas históricos, dramas de la antigüedad. Fue un transformador de la dramaturgia de su época, unió la belleza del lenguaje en la construcción dramática y además reflejó en sus crónicas dramáticas la historia de su país.

En España, podíamos encontrar a las compañías teatrales conformadas desde un solo actor que viajaba de pueblo en pueblo, conjuntos de dos, tres o cuatro actores. Asimismo existía la categoría mayor, integrada de hasta treinta componentes, las cuales contaban con un repertorio de cincuenta comedias. Estas compañías también las formaban mujeres actrices. Las agrupaciones de cómicos, arrendaban el espacio para ofrecer sus funciones.

Se comenzaron a construir edificios teatrales a partir de 1575. A estos se les continuó llamando corrales (patio trasero de casas de vecindad o posadas, donde se representaba). Los espectáculos se realizaban casi siempre al aire libre, no obstante a veces para dar sombra al patio se ponía una lona. El vestuario de los actores, era ropa actual, sin importar la época de la acción de la obra. Los actores teatrales españoles del Siglo XVI, eran gente pobre y relegada, debían reunir ciertas habilidades como cantar, dominar la esgrima, bailar y tener una excelente memoria.

Las obras se dividían en tres actos, entre las que se representaba un entremés (pieza breve y humorística), o una jácara (composición poética cantada). En el teatro español la música era un componente importante. Fernando de Rojas, autor de La celestina (1499), es considerado el pionero del teatro español.

Otros autores significativos españoles fueron Lope de Rueda, Miguel de Cervantes y Saavedra, Tirso de Molina y Lope de Vega. Lope de Rueda es considerado el padre de la comedia española. Fue el autor más colmado y exuberante en el teatro; escribió alrededor de 1500 obras, entre comedias de intriga, de amor, dramas históricos; más de 300 autos sacramentales y loas. Tirso de Molina creó una obra de profundo sentido moralista y cristiano, con temas profanos. Entre los aportes realizados por Lope de Vega encontramos que dio forma a una expresión teatral verdaderamente nacional, fusionó en sus obras elementos cómicos y serios, y consolidó el personaje del Gracioso o figura del donaire.

También en la España de este siglo, abundaron los títeres. A los grupos de títeres de alguna categoría, les era permitido ofrecer sus representaciones en los corrales, cuando recesaban las compañías de actores. Estos criticaban las costumbres y lo establecido de forma vulgar y a veces grosera, por lo que se puede decir que seguían la tradición de la comedia dell`arte. Por estas características, tuvieron que abandonar la vía pública, y pasaron a trabajar en las casas particulares, frente a grupos familiares. Entonces los títeres en España pasaron a ser una simple diversión casera, y con el tiempo se convirtieron en un espectáculo dirigido a los niños.

En las postrimerías del Siglo XVI, surge la ópera; cuyos antecedentes son las elaboradas exhibiciones escénicas y los intermezzi, fusionados con los continuados intentos de recrear la producción clásica. El primer teatro de corte clasicista tenía un público limitado, pese a ello la ópera se hizo muy popular.

Bibliografía: Rine Leal. Breve historial del teatro cubano.

El pintor Jorge Arche Silva (1905 – 1956), sus aportes a las Artes Plásticas cubanas
La obra plástica de Enrique Caravia y Montenegro (1905 – 1992)
Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castillo (1902 – 1982), la trascendencia de su obra plástica
El escultor Teodoro Ramos Blanco (1902 – 1972), su obra
La obra plástica de Gumersindo Barea y García (1901 – ?)
El pintor Carlos Enríquez Gómez (1900 – 1957), un exponente imprescindible de las artes plásticas cubanas
La obra del escultor Juan José Sicre y Vélez (1898 – ?)
La obra del pintor y arquitecto Augusto García Menocal y Córdova (1899 – ?)