2.6 El pensamiento político – económico y sus expresiones literarias en la etapa previa al estallido revolucionario de 1868, el periodismo


Esta etapa estuvo determinada por contradicciones en el ámbito político en torno a la aspiración independentista y el miedo a una revolución anticolonialista que atentara contra el desarrollo económico del país. El anexionismo y el reformismo renacían como alternativas pero cada vez se hacía más patente la inviabilidad de estas corrientes para dar solución a las cuestiones derivadas de un pensamiento eminentemente nacionalista.

En 1862 se fundó el periódico “El Siglo” por José Quintín Suzarte, comprado al año siguiente por un grupo de accionistas, cesó de publicarse en 1868, quizás ante la inminencia o después del estallido de la Guerra de los Diez Años, su director durante este lapso fue Francisco de Frías, Conde de Pozos Dulces, recién llegado de Europa, quien la imprimiera una tendencia reformista conciliadora en materia política, aunada a una versatilidad sorprendente en el tratamiento de temas humanísticos y sobre todo relativos a la ciencia y la técnica, con un enfoque dirigido al desarrollo del país.

La labor desplegada por los intelectuales que se nuclearon en torno a “El siglo” incluyó una amplia campaña para la adhesión a las ideas reformistas, que tuvo cierto apoyo entre la población y logró alguna respuesta por parte de las autoridades coloniales, en esencia convocar a la Junta de Información desde el Ministerio de Ultramar para escuchar las peticiones de las representaciones de Cuba y Puerto Rico. Se conoce que las demandas fueron desoídas y en este sentido el reformismo y su fracaso casi estrepitoso ciertamente contribuyó a abonar la definitiva instauración de las ideas independentistas.

El concepto de evolución pacífica estaba muy arraigado en toda la intelectualidad que sustentaba el desarrollo de este periódico; no obstante las concepciones abolicionistas y en sentido general su apoyo al desarrollo científico y al fomento de la educación y otros temas de positivo impacto social –dentro de los marcos de la no cuestionada división de la sociedad en clases- , a partir de la erudición y talento de sus colaboradores, le otorgan a esta publicación un papel relevante en el movimiento de las ideas previo al desencadenamiento de la Guerra de los Diez Años.

En 1865, bajo la dirección de Saturnino Martínez, se funda el semanario “La Aurora” que también estuvo en la palestra pública hasta 1868, dedicado a los artesanos –probablemente se trate de los tabaqueros, que en ese entonces eran llamados “artesanos”- fue el primero de esta índole en el país pues defendía los derechos e intereses de una clase social por lo común sin representación en la oficialidad cultural, contó con numerosos colaboradores destacados en las letras, como Joaquín Lorenzo Luaces, José Fornaris, Antonio y Francisco Sellén y Luis Victoriano Betancourt, entre otros.

En su primer número, bajo el titular de “Profesión de fe”, sus colaboradores expresaban: “…nosotros venimos a colocar nuestro grano de arena en el gran edificio que la humanidad erige. Cosmopolitas por convicción venimos a manifestar nuestras ideas con la libertad que nos sea permitida y entre los límites a que está circunscrita una publicación del carácter de la nuestra. Venimos a hermanarnos a ese grupo de obreros de la inteligencia que tanto afán manifiesta por el adelanto de las ciencias y de la literatura y por la difusión de las luces en las masas de la sociedad”

“La Aurora”, “El Siglo” y la mayoría de los periódicos que se publicaban en la etapa –dado que ello les permitía ser más competitivos- tenían secciones dedicadas a la literatura y la poesía, aunque a veces sin todo el rigor necesario para la selección de los textos. Desde una orientación reformista que primaba en el panorama periodístico, sobre todo porque el independentismo había de andar oculto, contribuyeron al desarrollo de la cultura criolla y en el caso de “La Aurora” también al fomento cultural y la conciencia de clase de los obreros, lo cual coadyuvaría a la conformación de un pensamiento nacionalista y una expresión literaria consecuente con este.

El pintor Jorge Arche Silva (1905 – 1956), sus aportes a las Artes Plásticas cubanas
La obra plástica de Enrique Caravia y Montenegro (1905 – 1992)
Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castillo (1902 – 1982), la trascendencia de su obra plástica
El escultor Teodoro Ramos Blanco (1902 – 1972), su obra
La obra plástica de Gumersindo Barea y García (1901 – ?)
El pintor Carlos Enríquez Gómez (1900 – 1957), un exponente imprescindible de las artes plásticas cubanas
La obra del escultor Juan José Sicre y Vélez (1898 – ?)
La obra del pintor y arquitecto Augusto García Menocal y Córdova (1899 – ?)