3.1.6 La trayectoria en la poesía de Federico Uhrbach (1873 – 1932)
Federico Uhrbarch, quien escribiera en ocasiones bajo los seudónimos de Tulio Arcos, Jorge Brummel y René de Vinci, participó del modernismo pero fue más próximo al simbolismo francés; aunque no tanto en el tratamiento estético de los versos, sí se aproximó a Casal en una cosmovisión desolada, en la que concomitaron tanto sus lecturas como el espíritu de época y sus circunstancias personales.
Sobre su obra, Jorge Yglesias refiere: “El principal atractivo que puede tener Federico Uhrbach para un lector contemporáneo es el hecho de haber sido por varios años nuestro lírico más destacado. No quiere decir con ello que en determinada época fuera nuestro mejor poeta, sino más bien que los demás poetas no fueron mejores que él. En realidad, su obra representa un anquilosamiento de la forma, una infatigable fidelidad a una corriente literaria – el modernismo- y a un escritor: Julián del Casal”
Tanto en Cuba como en la etapa de emigrado en Estados Unidos, por lo general publicó sus textos en los mismos medios de prensa que su hermano Carlos Pío, de hecho sus vidas y obras transcurrieron por cauces muy afines hasta la muerte de Carlos. Federico contrajo matrimonio con Elena Borrero, la hermana de Juana Borrero, novia de su hermano Carlos.
En la etapa republicana, fue miembro fundador de la Academia Nacional de Artes y Letras y secretario de la Sección de Literatura. Su obra poética le atrajo lauros y la admiración de sus contemporáneos; aunque esta decayó cuando la estética modernista fue superada.
En el poemario “Oro”, publicado en 1907, figuran sus obras junto a las de su hermano, sin que conste la autoría individual de cada uno. La poética de ambos contribuyó a afianzar la corriente modernista en la Isla y el propio legado de la estética casaliana.
En el caso de Federico Uhrbach, esta se adscribe efectivamente a los cánones modernistas casalianos, pero no tuvo un contenido intelectivo o emocional notable, aunque sí coincidió con un momento de silencio en la lírica cubana, donde incluso el contexto político determinaba una opresiva frustración sobre el ánimo colectivo y la evasión modernista se manifestaba en otros planos sociales más amplios que la propia literatura.
Además del texto “Oro”, publicó o concibió otros poemarios que permanecieron inéditos, entre los cuales cabe citar “Flores de hielo”, 1899,” Amor de ensueño” y “Romanticismo”, 1908 y “Resurrección”, de 1916, el cual constituye, a criterio de Yglesias, su momento de mayor vuelo poético, iniciado con el siguiente soneto:
Simiente de esperanza
“Paz, honda paz, vasta quietud, ensueño
en el mar, en la senda, en el ambiente
crepuscular que diafaniza el sueño
de oro de los trigales del poniente.
Paz, honda paz en la tristeza mía,
y en mi visión interna paz y encanto,
ampliando la dorada lejanía
a través de la niebla de mi llanto.
Mi corazón, herido en la contienda,
melancólicamente por la senda
de la piedad y de la vida avanza,
y en la paz infinita del camino
de todas las quimeras peregrino
torna a soñar, temblando de esperanza.”