3.2 Autos sacramentales en el teatro cubano del Siglo XVI
El Auto sacramental, constituye una representación dramática de carácter alegórico que trata sobre una creencia de la Iglesia católica y posee como fondo la exaltación del sacramento de la Eucaristía. Es la expresión suprema del teatro religioso del barroco.
Los autos se representaban dentro de los templos o los claustros, más tarde se deslizaron hacia las calles y las plazas públicas. El precursor del Auto Sacramental es Diego Sánchez de Badajoz, ya que contaba en su quehacer con dramas alegóricos cuyos personajes eran entre otros, símbolos de la Fe, la Esperanza, La Caridad, la Verdad.
Ostentan una estructura más compleja que los géneros dramáticos que los anteceden en el tiempo. Los autos se estructuraron en los años posteriores al Concilio de Trento, fechas en las que tuvieron un notorio auge. Se componen de una introducción, denominada loa, y culmina con una serie de cantos, villancicos generalmente, y bailes que confluyen en la salida del escenario de los actores.
Los temas fundamentales de los autos sacramentales se obtienen del misterio de la eucaristía y de los sacramentos de la Iglesia católica. Hacer prevalecer el provecho de obedecer y cumplir las verdades y principios de la fe, es el cometido principal del auto sacramental.
Tenían lugar en la mayoría de los países del continente europeo, concordando con las fechas más señaladas del calendario religioso católico, tales como Corpus Christi, Navidad, Carnaval, Semana Santa.
El Pionero del teatro renacentista español fue Juan del Encina (1469-1529). Cristino y Febea, Auto del Repelón, Plácida y Vitoriano, Zambardo y Cardonio, y Filomeno, son algunas de sus églogas dramáticas más significativas. Todas sus obras con excepción de dos que son inspiradas en la pascua cristiana, están basadas en el tema pastoril. Sus autos, constituyen verdaderos cantos de ponderación a Cristo y a las potencias redentoras del amor; caracterizados por la simplicidad y subordinados a continuos y rápidos cambios de tonos y situaciones.
Otro autor relevante fue el portugués Gil Vicente, considerado el más delicado de los dramaturgos del Siglo XVI. Entre sus obras encontramos Auto da Vicitaçao, Auto pastoril castelhano y Auto dos Reis Magos, Auto de São Martinho, esta última destinada a celebrar el Corpus Christi de 1504. Su obra, apunta la cúspide del teatro religioso del siglo XVI. La Iglesia prohibió la representación de multitud de autos, en 1559, mediante un documento editado en Toledo.
En Cuba se representaron autos durante todo el Siglo XVI, siendo una de las actividades teatrales heredadas de los colonizadores hispanos.
El Auto sacramental alcanzó su máximo esplendor en España en el siglo XVII, con dramaturgos tales como Lope de Vega, Tirso de Molina, Valdivielso y Calderón de la Barca.