3.7.11 La labor crítica de Ramón Meza (1861-1911)


Ramón Meza fue amante de la literatura clásica y se dedicó al estudio de piezas que datan de esta etapa y de las maravillosas lenguas en que se plasmaron las mitologías, cosmogonías y epopeyas de la Antigüedad. De esta afición data su texto “Estudio histórico – crítico de la Ilíada y la Odisea y su influencia en los demás géneros poéticos de Grecia”, publicado en 1894.

Con este alcanzó el grado de Doctor en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de la Habana y expresa aquí sus postulados fundamentales con respecto a la creación literaria, tomando como requisito sine que non para la creación artística, la libertad del sujeto frente a credos, instituciones y normas de cualquier índole.

Con respecto a las corrientes literarias, es partidario de una renovación constante de los cánones estéticos y en este sentido reconoce el papel que estaba desempeñando en ese entonces el naturalismo, en un momento de ruptura con los cánones románticos y de incomprensiones con respecto a la necesidad de mostrar la realidad descarnada sin arremeter sobre esta con juicios morales, lo cual se sustentaba asimismo en los hallazgos científicos fundamentalmente de Charles Darwin y que Ramón Meza compartió en esencia, sin por ello renegar del romanticismo ni suponer a la literatura ajena del todo a la moral.

También se interesó por la esfera teatral, con respecto a la cual al parecer publicó algunos comentarios en “La Habana Elegante”. Fue uno de los pocos críticos literarios que defendió el teatro bufo, en tanto se ocupaba de la idiosincrasia del cubano, ello a partir de un proceso de depuración de los repertorios y otras modificaciones tanto referentes a la concepción de las obras con un sentido del humor que no pecara de soez, como en cuanto a la puesta en escena.

Meza estudió asimismo la obra póstuma de Aurelio Mitjans, “Estudio sobre el movimiento científico y literario de Cuba”, que refleja un ejercicio maduro y sopesado del criterio. Meza señala algunos de los fallos en que incurre Mitjans, pero ofreciendo un balance positivo y realista sobre la obra y sus aciertos para reconstruir la historia de la cultura insular a partir de sus manifestaciones básicas.

Los textos que se han localizado de Meza -aunque aún está pendiente un amplio proceso de rastreo y recuperación de sus piezas, para después cotejarlas y someterlas a un proceso analítico- permiten intuir que fue un crítico sagaz y orientado por cuestiones legítimamente estéticas al emitir sus juicios, dotados de una carga reflexiva que sorprende si se compara con la ligereza con que otros disparaban verdaderos dardos contra algunas obras y autores.

El pintor Jorge Arche Silva (1905 – 1956), sus aportes a las Artes Plásticas cubanas
La obra plástica de Enrique Caravia y Montenegro (1905 – 1992)
Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castillo (1902 – 1982), la trascendencia de su obra plástica
El escultor Teodoro Ramos Blanco (1902 – 1972), su obra
La obra plástica de Gumersindo Barea y García (1901 – ?)
El pintor Carlos Enríquez Gómez (1900 – 1957), un exponente imprescindible de las artes plásticas cubanas
La obra del escultor Juan José Sicre y Vélez (1898 – ?)
La obra del pintor y arquitecto Augusto García Menocal y Córdova (1899 – ?)