4.1.1.10.4 “Los días tumultuosos”, 1933 – 1936, de Regino Pedroso


Las obras que integran este poemario fueron escritas por Regino Pedroso entre 1933 y 1936, en sentido general se aprecia una expansión de su cosmos poético para incluir todo lo humano y no solo desde la óptica del proletariado, la cual sin embargo no abandona.

Desde el punto de vista de su concepción revolucionaria, la obra parte desde la condición de explotado del obrero para lanzarse a otros tópicos trascendentes desde el punto de vista social, entre ellos la lucha contra el fascismo y el tributo lírico a los héroes y mártires internacionalistas que participaron en la Guerra Civil Española, en la figura de Pablo de la Torriente Brau, a quien tantos le ofrendaron versos póstumos, como el mismo Manuel Navarro Luna.

Desde el punto de vista de la hechura formal de sus versos conviven las estrofas clásicos, de las cuales se había mostrado afortunado cultor desde sus primeras obras y formas más sueltas para expresar el latido social, todo ello con un vigor expresivo en el que se apreciaba una auténtica poetización de los motivos sociales que habían convocado su palabra poética.

En estos textos se aprecia que el contenido político, las referencias directas de sentido puramente denotativo, han dado lugar a una verdadera poética con el valor de la sugerencia y el empleo acertado de un mayor número de recursos estéticos, encaminados a ampliar la esfera de significación, romper con la monosemia propia de panfleto político; aunque su arte siempre estuvo por encima de este elemental tratamiento de la materia.

En esta obra reaparece la temática orientalista, específicamente de la milenaria china, con “Dos poemas chinos”, entre los que junto al tópico social que transpiran sus obras desde que incursionó por vez primera en esta corriente, se aprecia un verdadero trasunto de la sensibilidad y la sabiduría propia de esta imantada región del mundo, sin deponer aún lo poético propio del vanguardismo.

La ética y la estética de Regino Pedroso tienen ya una perspectiva de clase, la cual constituye su basamento para incursionar en diversos temas de lo político y lo social, entre ellos el propio racismo, visto desde la explotación económica como elemento adicional a la ya ancestral discriminación. Comprende ya la necesaria unión entre todos los sectores de algún modo explotados, pero no se limita a lo insular sino que abre su espectro visionario hacia América y el mundo, con maestría lírica que le otorga a sus producciones un sello distintivo.

El pintor Jorge Arche Silva (1905 – 1956), sus aportes a las Artes Plásticas cubanas
La obra plástica de Enrique Caravia y Montenegro (1905 – 1992)
Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castillo (1902 – 1982), la trascendencia de su obra plástica
El escultor Teodoro Ramos Blanco (1902 – 1972), su obra
La obra plástica de Gumersindo Barea y García (1901 – ?)
El pintor Carlos Enríquez Gómez (1900 – 1957), un exponente imprescindible de las artes plásticas cubanas
La obra del escultor Juan José Sicre y Vélez (1898 – ?)
La obra del pintor y arquitecto Augusto García Menocal y Córdova (1899 – ?)