Desde el punto de vista temático esta obra encarna la impotencia de la etapa republicana, saturada ya con la frustración del empeño revolucionario en torno a 1930, por lo que el acento imperialista deviene grito de protesta vivenciada como inútil, uno de los momentos sin dudas más difíciles de la historia de Guillén como creador y revolucionario.

En la obra la temática negra en general es más de raíz histórica que de matiz costumbrista, la esencia explotadora de los proyectos yanquis para la América engarza con la temática del flagelo de la esclavitud, motivada por similares intereses. El antiimperialismo alcanza aquí un alto tono y está presente como valor connotativo en muchas de las piezas que conforman el poemario.

El poema “Sensemayá; canto para matar una culebra”, aparentemente simple en su estructura, alude quizás precisamente a la honda extirpación del coloniaje norteamericano, con versos que pueden ser leídos con un sentido cuasi bélico, de cifrado conjuro o canto de guerra en lengua de pueblo negro, con la triple iteración del grupo lexical “Mayombe-bombe-mayombé”, más que un simple juego jitanjafórico.

Este texto contiene la conocida “Balada de los dos abuelos”, del cual se reproduce un fragmento:

“Sombras que solo yo veo,
me escoltan mis dos abuelos.
(…)
Pie desnudo, torso pétreo
los de mi negro;
pupilas de vidrio antártico
las de mi blanco!.
(…)
…Los dos se abrazan.
Los dos suspiran. Los dos
las fuertes cabezas alzan;
los dos del mismo tamaño,
bajo las estrellas altas;
los dos del mismo tamaño,
gritan, sueñan, lloran, cantan.
Sueñan, lloran, cantan.
Lloran, cantan.
¡Cantan!”

El poema constituye no solo la evocación del mestizaje que está en las raíces de la identidad cubana sino también una alabanza a ella y un sentido de reconciliación histórica con respecto al gran pecado de la esclavitud; a la vez que indaga en el pretérito colonial y esclavista, es portador de una utopía para el futuro, que desde un arte elaborado y popular a un tiempo se propone anclar en la conciencia de todos para hacer carne de realidad una fusión pero desde el amor al prójimo, alta filantropía presente en la obra de Guillén.

El autor, en aras de fomentar la unidad desde la diversidad, asume diversas voces poéticas en los distintos textos, a lo cual se asocia una estructura estrófica de gran libertad, en la que confluyen tanto rimas cerradas como versos libres de gran poder evocador.

La problemática negra, si bien está presente en el texto y no desaparece del panorama de la poética de Guillén, da paso a una concepción más vasta de los conflictos humanos, en el que se aprecia la situación de explotación de los trabajadores o “no trabajadores”, desposeídos e impedidos de alcanzar una realización mínima como persona, todo lo cual enriquece la obra de Guillén, la dota aún más de sustancia y de carga lírica.