4.1.1.14.7 “La paloma de vuelo popular”, publicado en 1958 por Nicolás Guillén


“La paloma de vuelo popular”, de Nicolás Guillén, publicada en Buenos Aires, recoge 39 textos que había escrito a lo largo de sus años de poeta. El propio título alude a su propósito de crear muy apegado a la cosmovisión de los más humildes pero echando a volar desde ella. En ello se aúnan su actitud ideológica y estética de potente proyección revolucionaria.

El texto está integrado por poemas que ya se han vuelto de todos a causa no solo del lenguaje y los temas de raíz popular, sino porque el sujeto lírico no se queda enclaustrado en un ego poético aislado y sale hacia la pluralidad del “nosotros”, un aliento que sostiene a lo largo de una parte importante de su producción poética.

Uno de las piezas que conforma el poemario es “La muralla”, contentiva de un mensaje de unidad, cimentada en la integración racial y en sentido general con un gran despliegue de símbolos positivos y negativos, en los que también hay un nivel subliminal de lectura que alude a la capacidad del pueblo, constructor de la muralla, de escoger la alternativa a seguir, impedir el paso al “sable del coronel”, al “veneno y al puñal”, todo lo cual permite intuir un trasfondo político. El texto presenta una estructura cíclica que reitera con leves variaciones las estrofas del comienzo:

“Para hacer esta muralla,
tráiganme todas las manos:
los negros, sus manos negras,
los blancos, sus blancas manos.
Ay,
una muralla que vaya
desde la playa hasta el monte,
desde el monte hasta la playa, bien,
allá sobre el horizonte.”

En el texto el tema racial está presente también desde la arista de la discriminación, así como las fuerzas represivas que actuaban contra el pueblo, con ciertas reminiscencias de “Cantos para soldados”. El exilio, el amor, la muerte, aparecen como trasfondo de un discurso de orgullosa simiente de arte popular.

En el poemario se incluye asimismo una serie de seis elegías, que constituyen un sustancial aporte a esta modalidad lírica de raigambre en la tradición nacional, la otra cara de denominado choteo cubano, que confluyen en la identidad de la nación desde la plasmación poética.

La mayor parte de estas, denuncia desde un pulido sentimiento no tocado por la resignación las injusticias raciales y el trasfondo de dominio imperialista que determinaba el status quo también en lo moral, insistiendo en el contraste entre la belleza de la naturaleza y la precariedad de los valores, cuestión apuntada magistralmente por José María Heredia. Entre estas se encuentra la “Elegía a Jesús Menéndez”, que por su trascendencia se abordará en un acápite independiente. En sentido general el poemario constituye un tributo lírico al pueblo, a su cultura y sus doloridas esperanzas.

El pintor Jorge Arche Silva (1905 – 1956), sus aportes a las Artes Plásticas cubanas
La obra plástica de Enrique Caravia y Montenegro (1905 – 1992)
Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castillo (1902 – 1982), la trascendencia de su obra plástica
El escultor Teodoro Ramos Blanco (1902 – 1972), su obra
La obra plástica de Gumersindo Barea y García (1901 – ?)
El pintor Carlos Enríquez Gómez (1900 – 1957), un exponente imprescindible de las artes plásticas cubanas
La obra del escultor Juan José Sicre y Vélez (1898 – ?)
La obra del pintor y arquitecto Augusto García Menocal y Córdova (1899 – ?)