4.1.1.15 La confluencia de corrientes estéticas en la obra de Eugenio Florit (1903 – 1999)


Eugenio Florit nació en Madrid y murió en Miami, Estados Unidos; aunque vivió en Cuba desde 1918 hasta 1940 y su lírica se identifica en gran medida con los motivos eminentemente cubanos, en el marco de las corrientes estéticas y de pensamiento que se manifestaron en la Isla. Aunque nunca regresó a Cuba tras el Triunfo de la Revolución, su lira no perdió el contacto y el bardo influyó en la creación literaria de varias generaciones de nuestra república de letras.

La producción poética de Eugenio Florit incluye las siguientes obras: “32 poemas breves”, 1927; “Trópico”, 1930; “Doble acento”, 1937, “Reino”, 1938; “Asonante final y otros poemas”, “Poema mío”, 1947- que constituye una recopilación de todas sus obras hasta esta fecha- “Hábito de esperanza”, 1964 y “Antología penúltima”, 1970, además de otras obras con el citado carácter recopilador.

La obra de Eugenio Florit ha transitado por diversas corrientes estéticas sin perder por ello su identidad creadora. Sus primeras piezas evidencian un barroquismo de cierto tono neorromántico, heredado de la lírica hispana y fraguado a la vez en el contacto con lo americano y la tipicidad insular.

Sin embargo progresivamente liberaría a su poética de retoricismo para sumergirse en la corriente purista, un oasis poético ajeno al transcurrir del tiempo y a las contingencias de la realidad. Su purismo sin embargo deviene intimismo en la medida en que se incorpora a su idealización de la realidad, participa de ella desde un sentido trascendente, ligado a la divina ubicuidad.

Sus cambios de signo estético no implican sin embargo dejación de sus ganancias anteriores, sino incorporación de lo nuevo en un sistema poético siempre tendiente a ampliar sus horizontes; aunque nunca dejó de ejercer cierta vigilancia intelectual sobre su propia expresión, y la dimensión social irrumpiría pocas veces en su aséptico universo.

Aunque los afanes comunicativos no habían primado en la poética de Florit, quizás por su propia evolución literaria o las circunstancias vitales que padeció con la muerte de su padre, se inclinó hacia el conversacionalismo, muchas veces en el lugar del interlocutor estaba el propio padre o el dios trascendente, aunque este fue incluido en su cotidianeidad, tal como la idea de la muerte que resulta iterativa a lo largo de la mayoría de sus textos.

De acuerdo con Raimundo Lazo, “Eugenio Florit (…) es uno de los autores a quien más debe la poesía cubana el proceso de desasimiento de la retórica y de falsos artificios, en la búsqueda de la poesía esencial que empeñosamente se inicia hacia la tercera década del siglo XX (…) El autor pasa a integrar la privilegiada selección de grandes poetas hispanoamericanos del siglo XX, de perdurable y ancha resonancia a pesar de su específico carácter asocial, intemporal”

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