4.1.1.16.2 El poemario “Juegos de agua”, 1947, de Dulce María Loynaz


Este texto lírico establece una continuidad con sus precedentes en cuanto a tópicos y el cauce de sus aguas estéticas. Mantiene y quizás se acendran los hallazgos poéticos que significaban ya una concepción y plasmación lírica definida, pletórica de matices que no pueden ser superados bajo los mismos cánones y su decurso vital y lírico es ajeno a una transmutación de signo estético, que por otra parte no hubiese sido auténtica.

En esta obra quizás crece en espiral su anhelo de muerte como disolución, un sentido autodestructivo que recuerda un tanto a Casal pero no tiene tintes trágicos, sino que constituye una forma de salir del enclaustramiento del yo, si no hacia la vida y el amor, entonces a la muerte, que constituía una especie de tentación, desde sus ideas religiosas una manera de comulgar con dios, de ser dios.

Su sensibilidad con respecto al paisaje es más bien noctámbula, de estrellas que no brillan sobre el lago, de un silencio oscuro, que constituye una transferencia de su propio estado emocional, sin perder toda la carga sensorial, no solo visual, pues el agua “aterciopelada”, remite también a lo táctil, al mismo tiempo que las tinieblas están instaladas en el recinto íntimo de su ser, como entretelones que no quiere abrir.

Con respecto a la transferencia hacia el paisaje de los estados emocionales, ello tiene algunos puntos de contacto con el neorromanticismo, aunque no puede decirse que haya concomitado del todo con esta corriente pues era ajena a los arrebatos emocionales, “somos de una cepa dura, de un temperamento blindado” aunque derramaba sin cortapisas algunas gotas de melancolía.

La naturaleza en su más amplio sentido constituye además motivo de canto para la poetisa, pero más bien el paisaje de la Isla, lo cual dota a su poética de un anclaje en la realidad, con la identificación con el país al menos desde esta arista, la cual continuaría desarrollando en otros textos.

Aunque la poetisa no se inclinó hacia indagaciones meramente intelectivas, se aprecia en estos poemas una alta cognición y el dominio de un cúmulo cultural referencial importante, dentro del cual se insertaban los textos bíblicos, pero nunca fue su propósito una poética de erudición per se, sino para sustentar el andamiaje de un lirismo abocado hacia lo íntimo.

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