4.1.1.24 El Grupo Minorista, su papel en la lírica cubana (1923 – 1928)
Aunque la citada antología “La poesía moderna en Cuba”, fue compilada por miembros del Minorismo y lo eran también los poetas que en ella figuran; el Grupo Minorista y su quehacer político y literario va más allá del alcance de este texto, pues la importancia del grupo no reside tanto en las obras literarias que gestaron como en su labor cultural y la propuesta de un basamento ético que guiara la lucha hacia la emancipación de todas las opresiones.
El Grupo se empieza a gestar tras la Protesta de los Trece, sus signatarios y quienes apoyaban las razones para oponerse al gobierno de Alfredo Zayas, como cabecilla de la corrupción administrativa y la subordinación política a los intereses norteamericanos. Constituye un fenómeno de empatía generacional, sobre la base de una ética común de defensa de la cultura y los valores vernáculos, a la vez que de arraigado antiimperialismo.
Como espacios de casual concomitancia y después ya encuentros deliberados con un propósito conspirativo y a la vez reivindicador de la cultura nacional, fungieron la librería Minerva, el bufete del historiador Emilio Roig de Leuchsenring, quien era editor de la revista “Social” y publicó en sus páginas muchos trabajos de integrantes del grupo, tanto de naturaleza política como literaria.
Alejo Carpentier refiere sobre este, al cual también perteneció: “¿Quiénes fueron los primeros miembros del Grupo Minorista? (..) Había en él aspirantes a la literatura, que nunca escribieron nada; había en él escritores que se separaron cuando vieron que el grupo adoptaba actitudes políticas definidamente revolucionarias; ya había en él hombres que derivaron, sencillamente, hacia otras actividades.”
No obstante, los que se mantuvieron en el grupo lo hicieron sobre la base de una coincidencia entre ética y cultura, desde una óptica nacionalista, lo cual en materia política derivaría hacia una sostenida oposición a la situación política imperante –disuelto después el grupo aproximadamente en 1928 por la persecución de los polizontes de Machado- y al imperialismo norteamericano.
Aunque definidos por una vocación cultural, no todos fueron creadores y quienes lo fueron compartieron en esencia los presupuestos del modernismo, ya anquilosado, y los primeros pasos de la vanguardia. Sobresalen en este sentido las voces de María Villar Buceta, José Zacarías Tallet y Rubén Martínez Villena, de quien se transcribe el mensaje lírico que le enviara al peruano José Torres Vidaurre, por cuanto concreta el sustrato ético y estético del grupo:
“nuestra Cuba, bien sabes cuán propicia a la caza
de naciones, y cómo soporta la amenaza
permanente del Norte que su ambición incuba:
la Florida es un índice que señala hacia Cuba.
(…)
Hace falta una carga para matar bribones,
para acabar la obra de las revoluciones;
para vengar los muertos, que padecen ultraje,
para limpiar la costa tenaz del coloniaje;
(…)
Yo juro por la sangre que manó tanta herida,
ansiar la salvación de la tierra querida,
y a despecho de toda persecución injusta,
seguir administrando el cáustico y la fusta.”