4.1.1.5 La primera etapa de la obra poética de Agustín Acosta (1886 – 1979)


En esta primera etapa que se extiende desde el inicio de la República hasta 1923, Agustín Acosta concibió los poemarios “Ala”, en 1915 y “Hermanita”, de 1923. Ya en los años consecutivos entre 1913 y 1915 obtuvo flores naturales en los juegos florales poéticos de La Habana y Santiago de Cuba. Sus primeros versos fueron publicados en “El Fígaro”.

Aunque participó en alguna medida del movimiento renovador auspiciado por Boti y por Poveda, este afán no constituyó una línea directriz de su poética sino más bien una aspiración tangencial que compartió sin toda la claridad estética necesaria. Un marcado eclecticismo y la variedad de estados emocionales que dan nacimiento a sus versos dificulta un estudio cabal de su obra; aunque sí se aprecian sus lecturas de Darío en el legado modernista y un retorno al romanticismo epigonal que por momentos lo aleja del empeño renovador de esos años.

Su poemario “Ala” está integrado por siete secciones, algunas de ellas de solo un poema, bajo los subtítulos de: “Los caminos”, “Alba de Epinicio”, “Martí”, “Poema Floral”, “Poema de amor y de fe” y “El minuto amargo”. Amén del retoricismo que prima en algunos versos y de una sensiblería desfasada con respecto a su contemporaneidad, algunos versos alcanzan un tono de mayor altura estética en la sencillez y demuestra dominio de las estructuras del soneto, algunos de un delicado lirismo, como “Torno a la luz”

“Torno a la luz secreta de tus ojos sagrados,
de tu mirada buena, de tu llanto de ayer…
Surges, entre mis viejos amores olvidados,
sólo por tu inefable ternura de mujer.

Cómo se ha marchitado mi corazón que un día
se dio fragante y puro a tu imposible amor…!
Si lo viera tu alma lo reconocería
sólo porque tú vives en él hecha dolor.

Cuando dejé de verte? Cuándo, mi vida, cuándo?
No oyes en estos versos algo que está llorando?
-Un temblor que solloza, un dolor sin enojos-.
Me verás en tu viejo recuerdo todavía?
Yo soy aquel que un día vio la gloria en tus ojos
Y no ha podido nunca olvidar ese día…!”

La línea temática patriótica resulta auténtica en sus versos -en otros sentidos muestra un basamento ético que más tiene de convención que de legítima interiorización- aunque emplea un tono grandilocuente y cargado de idealización al referirse a la figura de Martí y a símbolos patrios como la bandera. Su posición ideológica evolucionaría hacia un antiimperialismo no del todo consciente pero que es consecuencia lógica de su sentido del patriotismo.

Por su parte el poemario “Hermanita”, es más cohesionado desde el punto de vista temático, en torno al amor pero desde una óptica romántica, con una sonda lírica que se vuelve al pasado y construye las imágenes desde la evocación de la amada. La voz de Agustín Acosta tuvo algún significado dentro del vacío lírico de la etapa y, aunque no lo plasmó del todo en su poética, si entendió la necesidad perentoria de una renovación

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