4.1.2.10.1 Las primeras obras poéticas de Fina García Marruz (1923 – )
Los primeros poemarios de Fina García Marruz recibieron los títulos de “Hora temprana” y poemas”, ambos de 1942 y publicados por Bella García Marruz, Cintio Vitier y Eliseo Diego para congratularla por su 19 cumpleaños. Además, se encuentran otras piezas que datan de la década del 40 y 1951, las cuales muy a posteriori publicó con el título de “Umbral”, en el conjunto de sus obras completas.
En “Hora temprana”, aparece el que la autora consideró su primer poema, dejado atrás sus intentos versificados anteriores, este fue titulado “Bucólica”; aunque no versa sobre asuntos campesinos y en sus líneas son esbozados algunos de los tópicos que serían recurrentes en su discurso, como la necesidad de encontrarse a sí misma en la configuración de la realidad y la pobreza no desde un punto de vista económico, sino asociado a la pureza de las formas que se bastan per se:
“En este valle –lucero
apagado, frío –la distancia
eterna que me falta.
Cuando yo sea, árboles
de merecido oro sin historia,
vosotros, todo, yo misma.
¿Me llenaría de mí
sin llenarme de vosotros?
La fronda del otoño preferido
sustituirá tibios rostros.
Y devendrá más distante
el aire antiguo e irónico
único oro fiel, que me traía,
pobre como yo, al mundo,
en el cuarto melancólico.”
“Hora temprana” consta de más de 60 poemas, en los que ya se aprecia la intensidad de sus indagaciones en la materia última de la poesía, no como mero ejercicio de retórica sino en la relación de esta con la realidad circundante; tampoco cultiva una poesía precisamente social, en tanto pretende ir más allá de lo que se manifiesta para buscar no esencias puristas sino verdades provistas de una inmanente belleza.
El breve poema “Retórica”, es portador ya de su concepción en torno al auténtico lirismo de las palabras:
“Retórico es aquel
que rodea de palabras a las cosas.
Poeta es aquel
para quien la realidad rodea
a la sola Palabra.”
Sin embargo, con anterioridad a la fecha de concepción del que la autora consideró su primer poema, había publicado ya en 1938 poemas en las “Revista de Solidaridad” (Órgano de la Asociación de auxilio al niño del pueblo español) y en Cúspide, respectivamente con los títulos de “Aviones” y “Esquema de un cuento”, este último en prosa poética. En ambos se aprecia ya el fermento de una poética de indagación simultánea en realidad y belleza.
Su obra titulada “Poemas”, de 1942, condensa ya una expresión poética donde lo vivencial y lo puramente lírico adoptan un fructífero contrapunteo, equilibrio delicado entre esencia y hechura verbal que sería una de las constantes de su obra, asociada asimismo a la religiosidad que está en la base de sus interacciones con la realidad y por ende en la construcción de una belleza que para la autora siempre tendrá un hálito de divinidad.