4.1.2.11 La poética de Lorenzo García Vega (1926 – )
En su poética Lorenzo García Vega trata de plasmar un mundo interior convulso a través de la ruptura de todo continente estético tradicional, en este sentido se expresa generalmente en versos libres y a veces en prosa poética, con cierta estirpe surrealista pero cuya simbología es atinente a lo tropical trópico (de tropo), al ámbito de la cubanía.
Se ha señalado que su sensibilidad es muy próxima a la del César Vallejo de “Trilce”, sobre todo en su poemario “Suite para la espera”. Concibió otros textos poéticos dignos de figurar en la tradición nacional, con los títulos de “Variaciones a como veredicto para un sol de otras dudas”, de 1993; “Palíndromo en otra cerradura”, 1999 y “Textilandia albina”, del 2004.
Con respecto a la poética de Lorenzo García, Cintio Vitier, el incluirlo en su antología “Diez poetas cubanos”, refiere:
“Se confirma así el signo de aquel movimiento que desde 1936 viene informando el centro de nuestra expresión poética, aquel impetuoso avance místico, irisado según cada temperamento, hacia las tierras más desconocidas y las figuras más vírgenes. Con Lorenzo García Vega, con su mundo de rocío isla adentro, de nostalgia en flechazos o grotesco en arlequines de palabras, con su tacto incandescente que esfuma el esperpento senil de la costumbre y nos grita absorto: Mirad, podemos estar ciertos que aquel impulso vuela a la región más angélica del tiempo y sigue henchido de la sed que importa, vocado a la luz y a la sustancia.”
Sus obras por lo común muestran una condición fragmentada, pinceladas de impresiones o seres que pueblan al poeta y que trata de armar en la estructura del texto, como exorcismo al caos de las ideas y de las emociones que reina en su interior, por demás propicio pasto para el surgimiento de la belleza poética.
Una poderosa capacidad imaginal se asienta en el ahondamiento en el inconsciente, propio de su proximidad al surrealismo. Ello enriquece las búsquedas en cuanto a la identidad nacional, no en sentido intelectivo sino que el poeta necesita palpar su contexto para hallarse a sí mismo. Sin embargo ello no implica estrechamiento sino que bebió motivos de la tradición universal y de fuentes mitológicas diversas.
Origenista en su esencia, su poética aparece guiada por lo intuitivo en las asociaciones, lo imprevisto del lenguaje que no busca sorprender sino plasmar las imágenes que le sobrevienen, de doble raíz en tanto provienen de un estado psíquico poético y de la propia captación de la realidad, entremezcladas y elevadas a un alto rango estético, cuyo descubrimiento en parte se debe a la vos profética de Lezama.