4.1.2.2.9 La novela “Paradiso”, publicada íntegramente por José Lezama Lima (1910- 1976) en 1966
“Paradiso” es una novela que ha traído frondosas ganancias a la literatura cubana y en sentido general al acervo de la lengua española; aunque fue publicada en 1966, muchos de sus capítulos habían visto la luz en sucesivas ediciones de Orígenes, con aceptación en el cerrado círculo del parnaso origenista y alguna suspicacia de la crítica ante una criatura que aparecía impredecible en sus vericuetos y con un tejido de imágenes que no regalaba fácilmente su sentido.
La obra ha sido interpretada bajo la luz de diversos sistemas, incluso el cabalístico que hace corresponder sus capítulos con su significado numerológico, sin dudas no pura invención pero tampoco suficiente para amasar lo irreductible de esta propuesta narrativa y a la vez de una densidad poética inusual en nuestras letras -excepción hecha del Jardín de Dulce María Loynaz en cuanto a la poética en la novelística- abierta a múltiples lecturas pero hasta ahora escurridiza de su arcano último.
Se ha calificado incluso como novela gótica, cosa con la que no coincidió el propio Lezama no porque ello fuera ajeno a su propósito sino por la imposibilidad de tal acendramiento o estado de gracia, propio de un fervor religioso que resulta inalcanzable aunque inspirador de acuerdo con la fe católica que Lezama profesó a lo largo de su vida. Sobre la novela su autor ofrece algunos elementos exegéticos en una entrevista que le realizara Jean Michel Fossey:
“En cuanto uno penetra en las páginas de Paradiso nos damos cuenta de que estamos en la misma raíz, en la misma de la poiesis, como decían los griegos, de la creación del mundo respirante, afanoso de transformar lo inorgánico en orgánico, lo más lejano en cercano y todo pletórico de un mundo que se agita y que aspira a vivir; en esa reproducción de lo circunstancial cotidiano y de lo más lejano fue surgiendo mi novela, que fui haciendo a través de años, mezclada con mi trabajo habitual de ensayos, de poesía…”
Paradiso resulta entonces el súmmum de procedimientos literarios de diversa índole y tradicionalmente encasillados en géneros como la poesía y también el ensayo, expresión de una libertad creativa quizás sin precedentes en cuanto a un curso de imágenes que no es cortado por la censura de la conciencia.
Algunos de estos elementos podrían asociarse con el surrealismo pero la escritura de Lezama y su esencial lirismo no emanan del inconsciente sino de una contemplación podría decirse que fervorosa de la realidad y la necesidad de crear otra, plasmada en “Paradiso”, cuya continuación en “Inferno” no llegó a concretar por su muerte acontecida antes de concluir el texto, el cual quedó con el título de “Oppiano Licario”, personaje que aparecía ya en las páginas finales de “Paradiso”.
Por último, es necesaria una mínima referencia a la riqueza lingüística de la obra -aunque el desciframiento lexical no significa para nada la develación total del sentido de lo tropológico- con lo cual, más que hermetismo barroco, rescata en su voz y para el público lector términos que el largo desuso había silenciado, o propios de ámbitos no literarios: científicos, filosóficos, mitológicos, etc, tales como hilozoísmo, feérico, excogitar, hipertelia, simplégades, anadiomena, recipiendario y muchos otros.
Todos estos elementos han hecho de esta novela sui géneris una de las más importantes de la lengua española en el siglo XX.