4.1.2.3.1 La obra poética de Virgilio Piñera (1912 – 1979), concepciones estéticas
Virgilio Piñera perteneció al grupo Orígenes pero realmente su poética fue en cierto modo la antítesis del grupo, de un ateísmo que contrastaba con la religiosidad asumida de diversos modos pero común al resto de los integrantes. Las indagaciones en lo cubano tomaron en su obra un cariz negativista, de disolución de la identidad nacional, pero que aun así llegó por otras vías a su hallazgo poético.
Si Orígenes se caracterizó esencialmente por un sentido trascendente de lo poético, Virgilio Piñera se abocó a lo intrascendente de la realidad e incluso al absurdo, siendo uno de los precursores de esta cosmovisión también en el teatro. Recibió la temprana influencia de Franz Kafka, Aime Cesaire y de otros escritores, incluso de la corriente surrealista.
De acuerdo con Cintio Vitier, “Su poesía descansa en una exploración de lo demoníaco personal y en una perpetua censura del instrumento y el objeto, que lo lleva a concebir la actividad poética como cisma continuo, como incesante búsqueda.”
En este sentido, la poética de Piñera reside en el abandono o el descreimiento de todo sistema con que se ha valorado la realidad, conducente al sentido del vacío o el denominado sinsentido. La religión, la moral e incluso las normas estéticas, es decir, todo aquello adoptado como forma de civilización, es deconstruido por el escritor, para apresar esencias pero en verdad solo queda el recurrente vacío.
La poesía de Virgilio Piñera se incorpora por otra vía a la tradición nacional con hallazgos enriquecedores en la confluencia de corrientes diversas, entre las cuales se encuentran también un cubanizado surrealismo y reminiscencias románticas de las que no se pudo del todo exorcizar. La negación es sobre todo intento de superación de la lírica precedente, pero con asideros en una cosmovisión un tanto desolada de lo humano.
El poeta residió durante 14 años en Buenos Aires, Argentina, al frente del consulado de ese país; también se desempeñó como traductor y realizó otras labores vinculadas a la cultura. Entre las revistas en las que colaboró se cuentan Espuela de Plata, Grafos, Clavileño, Ultra, Orígenes, Gaceta del Caribe, Lyceum, Universidad de la Habana, Lunes de Revolución, La Gaceta de Cuba, Unión. En Buenos Aires colaboró, en Sur, Hoy, Realidad, Mundo Argentino y Anales de Buenos Aires. Tras el Triunfo de la Revolución regresó a la Isla e intentó integrarse sin total éxito al proceso revolucionario.