4.1.2.6.1 Gastón Baquero (1918 – 1997) y “Orígenes”
Gastón Baquero solo publicó en “Orígenes” un poema, titulado “Canta la alondra a las puertas del cielo” –dedicado por cierto a Angel Gaztelu- justamente en el primer número de la revista. Tiempo después se separa un tanto de esta pero su poética continuará siendo afín en más de un punto a las soterradas fuentes nutricias del origenismo; y su obra más temprana sería por cierto antologado por Ciento Vitier en su muestra de “Diez poetas cubanos”.
En este texto, además de las connotaciones religiosas en el sentido de culto inveterado de las criaturas al creador, que toma cuerpo en el canto de la alondra, está también presente una reverencia a la vida y una actitud que sería consustancial a este poeta, plasmada con alta maestría lírica, de vivir la vida hasta al final, apurar hasta la última gota ese cáliz que a veces puede ser amargo pero aun así es el único camino. Se transcriben algunas estrofas:
“Canta la alondra en las puertas del cielo sus arpas infinitas.
Canta espacios de oro rindiéndose ante el alba en suaves pasos.
Canta la Alondra la angélica alegría de los astros, canta el coro de Dios.
Iluminando fuentes y tránsitos de estrellas en la carne del cielo.
(…)
De dónde, de dónde viene esta garganta apretada de espumas siderales.
Y este encaje deslumbrante que cuelga de su labio vibrando en cada nota.
Yo pregunto de dónde, inquiero por el sitio original de todo arpegio.
De dónde llega, cómo el viento lo hace posible huésped de los mares.
Y como surge este público de rosas atendiendo el responso,
Y la oración de fuego que es el alba enlazada en la voz de la Alondra.
(…)
!Escucha! Los címbalos del cielo despertado renuevan la alborada.
Como un gesto de Dios los trinos son llevados a enmudecido canto.
Y tu voz no ha cesado sobre el rostro de los serafines.
Y qué gran silencio pones debajo de mi sangre.”
Baquero compartió una religiosidad si se quiere festiva, de defendida alegría, con otros poetas de Orígenes. El bardo no busca sus respuestas en el campo de una fría intelección sino que prima la emocionalidad, una comprensión que solo puede producirse desde la profunda empatía con la divinidad, superante de la dicotomía vida – muerte, por una estancia en “el sitio original de todo arpegio”.
Las piezas de Gastón Baquero compiladas por Cintio Vitier en “Diez poetas cubanos”, libro publicado bajo el sello Orígenes y contentivo de obras de los poetas que fueron los baluartes estéticos del grupo, tienen carácter heterogéneo en cuanto a que en ellas el bardo tensó hacia diversos puntos su instrumento lírico, pero son expresión de una poética que es siempre alumbramiento y maravillado canto.
En esta selección se incluyen sonetos de intenso despliegue lírico, como los titulados: “Sintiendo mi fantasma venidero”, “Génesis” y “Nacimiento de Cristo”, en el que se aprecia que la libre afluencia de su poetizar no está reñida con el ceñido ritmo de las composiciones tradicionales. Las dos últimas tienen en común el tema religioso – mítico de advenimiento de la vida, de impronta bíblica y más explícita profesión de fe católica del autor.
Por su parte, los poemas en versos libros alcanzan expresiones dignas de figurar en primera plana de la tradición lírica nacional, entre los cuales se encuentra “Palabras escritas en la arena por un inocente”; pero también “Saul sobre su espada”, ambos de una hechura estética en que se integra una trémula emoción ante el desamparo del hombre.
Sobre estos expresaría Cintio Vitier: “Subrayamos la excepcional significación de “Palabras escritas en la arena por un inocente” y “Saúl sobre su espada”, textos que a nuestro juicio se sitúan en el más alto nivel de universalidad de la poesía hispanoamericana.” . Más allá de estas piezas trascendentes, el conjunto de la obra de creación poética de Gastón Baquero se inscribe en lo más selecto de la lírica cubana del siglo XX y de todos los tiempos porvenires.