4.1.2.7.11 La obra prosística de Eliseo Diego (1920 – 1994) a partir de 1959
El quehacer de Eliseo Diego en la prosa fue sobre todo en su ámbito poético y en el terreno de la narrativa, en la cual continuó incursionando con igual calidad a partir del triunfo de la Revolución en 1959. Los entrecruzamientos entre realidad, sueño, ficción, vida y muerte fungieron como tópicos esenciales en esta etapa, a veces impregnados de cierto coloquialismo.
Sin embargo en el período Eliseo Diego derivaría definitivamente hacia lo puramente poético y el cultivo del cuento constituiría ocupación más ocasional, aunque asumió con mucha seriedad todo lo inherente a la creación literaria e incluso la enseñanza de la misma, pues precisamente en 1959 concluyó la carrera de Pedagogía en la Universidad de la Habana y ese mismo año comenzó a impartir clases de literatura inglesa y norteamericana en cursos organizados por Casa de las Américas.
Su primer texto de índole narrativa en el período que se aborda fue el titulado “Un almacén como otro cualquiera”, en 1969; seguido de “Noticias de la quimera”, 1975 y el “Libro de Quizás y de Quién sabe”, de 1989, en los que prosigue una línea creativa similar a la que había seguido en la etapa precedente.
Una vertiente importante de su narrativa que quedó incluso relegada hasta después de su muerte fue la referente a la literatura infantil, cuyo rescate fue emprendido por su hija y también escritora Josefina Diego García Marruz. Las piezas de esta índole fueron compiladas y presentadas bajo el título de “Un hondo bosque de sueños”, ya en la primera década del presente siglo, como último complemento a la labor que emprendiera mientras estuvo al frente del Departamento de Literatura y Narraciones Infantiles de la Biblioteca Nacional José Martí.
Aunque Eliseo Diego no incursionó con asiduidad en el género del ensayo, legó algunas piezas reflexivas sobre temas diversos del ámbito literario, en muchas ocasiones con un propósito también didáctico en el sentido más amplio del término, los cuales fueron incluidos en el texto póstumo “Los ensayos de Eliseo Diego”, compilado también por su hija. Al respecto, Mercedes Santos Moray refiere:
“Eliseo Diego (…) deja libre a su imaginación, y sus criterios fluyen más allá de cualquier canon o preceptiva, cuando se acerca a un título, permitiéndonos el raro privilegio, y más en nuestros tiempos de áridas monografías que se apropian en exclusiva del llamado “ensayismo”, volar junto a él, y enriquecer con nuestra lectura la sensibilidad en la que afloran principios humanísticos.”
Su incursión en la prosa, con independencia del género de que se trate, tiene entre sus dones un lirismo que no se adhiere sino que brota con naturalidad de la riqueza sensorial y conceptual de los temas. Es importante destacar asimismo su participación en un grupo importante de revistas que sentaron pauta en el universo editorial de la etapa y otras quizás menos relevantes pero en definitiva dueñas de un espacio en la recepción del público, entre estas cabe citar: Nueva Revista Cubana, Bohemia, Verde Olivo, Casa de las Américas, La Gaceta de Cuba, El Caimán Barbudo, El Mundo, Granma, Revista de la Biblioteca Nacional José Martí y otras del ámbito internacional.