Cintio Vitier continuó siendo a partir del triunfo de la Revolución un poeta tan prolífico como lo había sido en la etapa de égida republicana; aunque ya a tono con el rumbo de los aconteceres en la Isla. En la etapa de 1960 – 1970, además de las obras que ya se han citado, concibió los títulos de “Más”, 1964; “El día siguiente”, 1965; “Epitalamios”, de 1966 y “Entrando en materia”, 1967, que se analizará independientemente.

“Más” constituye un poemario en que, sin renegar de los hallazgos poéticos que había conseguido en el seno de una sociedad revolucionada, Vitier retorna a la primigenia actitud interrogante sobre la realidad y el espacio espiritual que en ella ocupa. La autocrítica deviene eterna vocación de superarse en el plano ético y en las realizaciones concretas de la poesía.

En este texto y también en “El día siguiente”, se aprecia además su interpretación de la poesía como forma de conocimiento, que ya venía gestándose desde sus primeros tanteos origenistas. No obstante no es a la palabra per se a la que le atribuye tal función cognoscitiva sino a la poesía como óptica de la vida, no anclada exclusivamente al lenguaje.

El tema religioso también está presente en el último cuaderno mencionado, sobre todo en relación con la muerte, contra la cual arguye una sorda rebeldía apuntalada sobre lo que puede llamarse la necesidad de lo trascendental, que había marcado buena parte de sus interrogantes y realizaciones del hecho poético.

Por su parte “Epitalamios” –poemario inmediatamente anterior a “Entrando en materia”- constituye el preludio de una significativa crisis de conciencia ética y poética, ya aquí resurgen antiguas e insolubles interrogantes, de algún modo la resaca exacerbada de lo sufrido que eclosiona como catarsis que desborda las preocupaciones formales, a través de este necesario escollo el poeta volverá a encontrarse a sí mismo y a desbrozar el sentido de su poesía.