4.4.2.10 La obra “El huracán: su mitología y sus símbolos”, de Fernando Ortiz (1881 – 1969)
El texto “El huracán: su mitología y sus símbolos” constituye uno de los que menos atención ha recibido por parte de los exégetas de la obra de Ortiz; se centra en este fenómeno eólico pero con una perspectiva que levanta la simbología de numerosas culturas con respecto a este y el significado que se la ha atribuido desde antaño a la fuerza y dirección de los vientos, fuente de ricas mitologías.
La obra comienza con las pinturas rupestres, en las cuales se aprecia lo figurativo en cuanto a las manifestaciones de la naturaleza, que eran percibidas como expresión de fuerzas divinas e ignotas. En este sentido el aire y sus manifestaciones han formado parte de la red de referencias mágicas y simbólicas de casi todas las culturas y Ortiz rebasa la perspectiva eurocéntrica para incursionar en otras ecúmenes con satisfactorios resultados.
En esta obra se aprecia particularmente la erudición de Ortiz, quizás porque no tenía un propósito eminentemente demostrativo y sí ilustrativo en cuanto a ámbitos culturales, la unidad esencial de algunos mitos y las diferencias que en definitiva enriquecen lo humano. Particularmente se interesa en las interconexiones entre el “Viejo Mundo” –más allá de lo europeo- y el “Nuevo Mundo”, en tanto ellas eran determinantes en la configuración de su contemporaneidad cultural.
Resulta interesante la imbricación de un riguroso método científico, el cual incluye un diseminado cuerpo de referencias documentales que sostienen sus propias ideas, con un estilo ameno y próximo a la ficción literaria, en el que concurren además versos y textos líricos de autores cubanos, hecho no gratuito sino que se trata de plasmar una visión de la cultura que no acepta la disyunción entre ciencia y otros perfiles de conocimiento y es por definición integradora.
Aunque el texto de Ortiz no está exento de rigor epistemológico, se evidencia en él un abordaje en el cual la libertad asociativa propia de la creación literaria desempeña un importante papel. Aunque el fenómeno es de naturaleza tropical y el origen de la palabra es taíno, Ortiz tiende a la universalidad al abordar las manifestaciones del aire, elemento que vincula física y simbólicamente a todas las comunidades humanas.