4.4.2.5 El tema racial en la obra de Fernando Ortiz (1881 – 1969): “El engaño de las razas”
El pensamiento de Fernando Ortiz resulta cada vez más avanzado en cuanto al tema racial, aunque sus criterios al respecto aparecen en casi todas sus obras, publica algunos textos que lo abordan directamente, como es el caso de “Martí y las razas”, de 1941; en el que muestra el legado ético y espiritual del Maestro que había asumido en sus obras.
De 1942 es su estudio “Por la integración cubana de blancos y negros”, en el que patentiza un concepto de cubanía incompatible con la segregación racial, también de honda reminiscencia martiana. Su propuesta trae implícita una apoyatura moral que rebasa lo meramente racial.
“El engaño de las razas”, publicado por Fernando Ortiz en 1946, eleva a un nivel superior su fundamentación científica y ética sobre la necesidad de abolir desde su raíz la discriminación con motivo del color de la piel. La coyuntura histórica era la del fin de la Segunda Guerra Mundial, la derrota del fascismo y de la doctrina de la raza pura, contexto que se plasma también en la obra.
En esta pieza Ortiz pone toda su sapiencia y su propia axiología en función de demostrar que no existen diferencias sustanciales entre las razas y muchas de las concepciones acumuladas por la humanidad al respecto constituyen mitos que los propios entrecruzamientos han desmentido.
Su estudio es conclusivo en cuanto a que no existe un temperamento vinculado directamente a la raza, sino que en todo caso está este influido por la coexistencia en grupos sociales con determinadas costumbres y una herencia cultural consuetudinaria.
De acuerdo con Miguel Barnet, Ortiz “estudió al negro y sus valores porque como humanista y como científico se percató de que era una imperiosa necesidad social. Pero estudió también a nuestros aborígenes y marcó pautas en el análisis de factores etnográficos de nuestra población como el español, el chino y los de procedencia caribeña.”
Uno de los aportes más importantes de esta obra es la defensa del mestizaje, en tanto Ortiz se percata de que todo ser humano participa de algún modo de la amalgama racial y en sentido general el carácter prolífico en cuanto a ideas de todo sincretismo cultural. Esta obra constituye una de las más universales de Don Fernando Ortiz y punto de referencia en cuanto a la historia del pensamiento de integración racial en la Isla.