4.4.3 La obra ensayística de Fernando Lles y Berdayes (1883 – 1949)
La obra ensayística de Fernando Lles pertenece desde el punto de vista ideológico a la etapa de la frustración republicana, donde el sistema político instaurado no se correspondía con el ideal independentista sino con los requerimientos del desarrollo imperial de los Estados Unidos, la propia condición subalterna de la Isla, enmascarada bajo fórmulas y símbolos del liberalismo político, determinó la ruta del escepticismo y de cuestionamiento de la falsa moral, patentes en textos de este escritor.
Su concepto de la intelectualidad era también elitista, lo cual fue recurrente en las dos primeras décadas del siglo. Sus preocupaciones nacionalistas partían en este sentido de la aclamada guía que debía ejercer la intelectualidad. Desde el punto de vista filosófico primó en su cosmovisión un pesimismo sustentado en la historia humana de dominación del hombre por el hombre y el meollo hipócrita y acomodaticio de la moral.
En el período los libros más importantes que escribió se titulan: “La higuera de Timón. Consejos al pequeño Antonio”, 1921; y “La sombra de Heráclito”, que se insertan en la problemática nacional con algunas luces, pero signados por el crónico pesimismo del autor. El primero de ellos toma, como trasluce el título, la forma dialógica, pues el autor le comunica sus ideas a un interlocutor imaginario:
“Examina el contrato social subsistente bajo todos sus aspectos y verás como no hay ni pequeño ni grande egoísmo o necesidad que no se disfrace con el nombre de algo trascendente, religioso, metafísico, subjetivo, digno para ti de hondas e indocumentadas veneraciones”
Este planteamiento podrías extenderse, en un plano ciertamente especulativo, al ámbito político, el aspecto de “ayuda humanitaria” y “tutelaje” que había revestido primero la intervención norteamericana en la contienda y después la ocupación y progresiva instauración de las fórmulas de dominación del nuevo colonialismo.
Sin embargo, sus preocupaciones estéticas y filosóficas van más allá de lo político y de la coyuntura neocolonial, incluso del contexto nacional. Su elitismo resulta a veces exacerbado, en el que implícitamente aparece la tesis de que los “fuertes” en el plano intelectual, deben dominar a los débiles, obviando así que la supuesta superioridad intelectual en realidad respondía a la flagrante desigualdad de oportunidades educativas.
Por su parte, “La sombra de Heráclito”, de 1923, contiene también la conferencia “La metafísica en el arte”, en el que aborda el surgimiento del lenguaje desde una perspectiva abstracta, pero con asideros históricos. Su estilo aquí se despoja al máximo de retoricismos y alcanza una sencillez elocutiva que evidencia ya la madurez intelectual del autor.
Estuvo vinculado a la tertulia matancera “Aerópago bohemio” y publicó textos en revistas cubanas y foráneas, entre las que cabe citar: “El Estudiante”, “Alma latina”, “El Heraldo de Matanzas”, “El Imparcial”, “Matanzas”, “Jején”, “Revista del Grupo Minorista” (Matanzas), “Orto”, “Letras”, “Cuba y América”, “Bohemia”, “El Fígaro”, “Evolución”, “Social”, “Revista de Avance”, “Sagitario”, “El cojo ilustrado” y “El repertorio americano”, entre otros. Publicó además los poemarios “Crepúsculos”, “Sol de invierno” y “Limoneros en flor”, junto a su hermano Francisco.