4.4.4 El cultivo del género ensayístico por parte de José Antonio Ramos (1885 – 1946)
Lo que más define la personalidad intelectual de José Antonio Ramos es su persistente vocación analítica, lo cual determina que a lo largo de su trayectoria vital transformara sus propios postulados y cambiara en ocasiones de perspectiva en el estudio de las realidades sociales y culturales, no solo de Cuba sino del contexto mundial e incluso de los Estados Unidos, lo cual ha provocado algunas confusiones entre los exégetas de sus obras.
Las dos obras que publicara en esta etapa se titulan “Entreactos”, de 1913; y “Manual del perfecto fulanista”, de 1916, este último, dada su trascendencia, se abordará en un acápite independiente.
Fue un gran conocedor de la cultura norteamericana y las matrices políticas de su accionar, incluso publicó el texto “Panorama de la literatura norteamericana”, en el que trasluce cierta admiración por el país, sus literatos y su historia, pero indagando al mismo tiempo en los gérmenes hegemónicos que ya se habían manifestado y los peligros derivados para Cuba y América Latina, heredero asimismo de la óptica martiana con una objetividad que apunta sobre todo a la lucha por la nacionalidad cubana desde el ámbito intelectual.
En las dos obras citadas, se expresa contra la tendencia extranjerizante que minaba a la sociedad, el deslumbramiento por el “way of life” norteamericano y en sentido general lo foráneo; en este aspecto logró en su ejecutoria escritural mantener una actitud de apertura hacia otros universos culturales sin hacer dejación de sus raíces y tender hacia la constante elevación de estas hacia planos más altos.
En sus textos aborda los problemas fundamentales del país, a su juicio, el político y el étnico; sobre esta segunda cuestión ya había anunciado su despreocupación por el concepto de “blanco”, en tanto futuro de una raza, para hablar de “cubano”, siguiendo la línea de pensamiento de Martí, cuando expresara que cubano era más que blanco, más que negro, más que mulato… en su conocida tesis de cubanía y de lucha.
Sus concepciones políticas y culturales evolucionarían a la par que ahondaba en su inveterada actitud analítica. Sus ideas iniciales con respecto a una élite intelectual que ocupara la dirección política del país dieron paso a una nueva óptica sobre la masa obrera y la necesidad de su lucha, con un acercamiento espontáneo al marxismo, aunque no a su profunda médula filosófica y sin deponer el positivismo de cierta raíz pragmática.
Laboró además en el campo consular y en la última etapa de su vida incursionó en los dominios de la bibliotecología. En su obra se incluyen también piezas dramáticas y de crítica teatral. Textos suyos de diversa índole fueron publicados en “Cuba contemporánea”, “La Noche”, “Social”, “Revista de la Habana”, “Cuba Contemporánea”, “El Fígaro”, “Cervantes”, “Revista de Avance”, “El Siglo”, “Noticias de Hoy”, “Revista Bimestre Cubana”, “Información”, “El Comercio”, “Letras”, “Gaceta del Caribe”, “El Sol”, “El Mundo” y otras, empleando en ocasiones los seudónimos de “El Capitán Araña” y “Pancho Moreira”.