4. El Teatro cubano en el Siglo XVII


Las primeras décadas del Siglo XVII en Cuba, se caracterizaron por la carencia de espectáculos públicos. Por ello la vida teatral cubana estuvo representada en la primera parte de esta centuria, por las plataformas para representar conocidas como andamios, fiestas, juegos y Corpus. Estos últimos eran agrandados con la Tarasca, los Gigantes, toros, caballitos, mascaradas, personajes en carros triunfales, y autos. También se suman los jolgorios de carácter popular, los cuales paulatinamente van distanciando el teatro de las fiestas religiosas.

Ya en la segunda mitad de ese lustro dentro del ámbito teatral cubano, según indica un Memorial del Archivo de Indias, se puede afirmar que en el interior de las iglesias se llevaron a cabo representaciones teatrales. Podemos hacer referencia a que en el año 1659 en la iglesia de San Agustín y en un convento de monjas de la capital, se efectuó la puesta de la obra titulada Competir con las estrellas, de la cual el autor es ignorado hasta nuestros días.

Dicha pieza, comedia de corte no religioso, constituye el primer título que ha sido descubierto con evidencia documental. Dicha representación incitó la protesta de los curas franciscanos, en pugna con otras órdenes religiosas y contra el recién estrenado Obispo, a quien inculparon de asistir a tales comedias nada cristianas.

Como resultado, en el Sínodo Diocesana que se celebró en La Habana, en 1680, fueron suprimidos los libros de comedias profanas, la asistencia de los clérigos a las representaciones, los bailes torpes y deshonestos en iglesias y ermitas, y las danzas de mujeres en el Corpus. También fueron vedadas las escenificaciones de obras “no divinas” en el interior de las iglesias. Sólo podían realizarse con previa aprobación por parte de las autoridades eclesiásticas, los coloquios o comedias religiosas. Los bailes en las iglesias, quedaron suprimidos junto a las representaciones de comedias profanas en Cuba en el Siglo XVII.

Las representaciones en Santiago de Cuba comienzan a tener lugar; consumándose en un almacén, que resultó ser un escenario improvisado. También surge el primer actor cubano, Melchor de las Casas. Este nació en La Habana y actuó en Sevilla entre los años 1673 y 1674, y murió cuatro años más tarde victima de un naufragio.

Se destacan en esta centuria nombres como el de Benito de la Milla, quien diseñó y fabricó vestuario y máscaras entre los años 1639 y 1641. Otros que podemos citar son Alonso de Méndez (1622), Agustín de Palma (1677), Nicolás Chirino Vandeval y Juan de Rojas (1693).

En el Siglo XVII en Cuba se realizaron espectáculos callejeros y diversiones populares, antes de efectuarse las primeras representaciones teatrales. Por ello emergieron otras fiestas religiosas españolas, entre ellas las conocidas como Altar de Cruz, común a todos los pueblos de la cristiandad, y se establecía en los pueblos colonizados por España.

Encontramos también las Patronales o Fiestas Mayores, las cuales fueron muy populares hasta el siglo XIX. Estas nacieron como derivación de la fundación de las primeras villas, impuestas por la política evangelizadora de la Iglesia Católica.

Asimismo se llevaron a cabo numerosas procesiones en Cuba como las Encamisadas y fiestas populares, tales como las Fiestas cortesanas y Fiestas Regionales; las cuales constituyen otras celebraciones del período. A pesar de todo lo antes expuesto, en Cuba en el Siglo XVII, hubo un primitivo y limitado desarrollo cultural y por tanto del teatro cubano.

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