7.1 Panorama Histórico de la época Siglo XIX. (1800-1868)


A principios del Siglo XIX, Cuba recibió a miles de emigrantes españoles provenientes de La Luisiana, además recibió la inmigración de la población francesa de Santo Domingo. Estos franceses se establecieron en su casi totalidad en Santiago, Guantánamo, Baracoa y poblaciones de la falda de Sierra Maestra.

En 1812, Cuba tuvo el primer intento de conseguir la independencia siguiendo el ejemplo de Haití. Este intento independentista liderado por el esclavo Antonio Aponte, cuyo objeto era lograr la emancipación de nuestro país y establecer un gobierno negro, fracasó. Aponte fue capturado y condenado a muerte con ocho correligionarios.

Los conquistadores españoles, establecieron la cría de ganado y la siembra de caña de azúcar y tabaco como los principales objetivos económicos de Cuba. Así la riqueza de Cuba entre 1823 y el final del siglo XIX se elevó a un nivel altísimo. Los capitanes generales convirtieron la isla en una dictadura totalmente diferente a las autocracias anteriores. La esclavitud y el tráfico (prohibido) de esclavos sustentaban el progreso. Se importaban esclavos africanos para trabajar en los ranchos y plantaciones a través de barcos de los Estados Unidos y asegurados en dicho país. Varios presidentes estadounidenses acariciaron la idea de adquirir la isla.

En los años siguientes, la situación económica cubana experimentó cambios significativos. La producción cafetalera se derrumbó abatida por la torpe política arancelaria española, la competencia del grano brasileño y la superior rentabilidad de la caña. La propia producción azucarera se vio impulsada a la modernización de sus manufacturas ante el empuje mercantil del azúcar de remolacha europeo. Cada vez más dependiente de un solo producto -el azúcar- y del mercado estadounidense, Cuba estaba urgida de profundas transformaciones socioeconómicas a las cuales la esclavitud y la expoliación colonial española interponían grandes obstáculos.

El fracaso de la Junta de Información convocada en 1867 por el gobierno metropolitano para revisar su política colonial en Cuba, supuso un golpe para las esperanzas reformistas frustradas en reiteradas ocasiones. Estas circunstancias favorecieron el independentismo latente entre los sectores más avanzados de la sociedad cubana, propiciando la articulación de un vasto movimiento patriótico conspirativo en las regiones del centro y oriente del país.

En esta etapa surgen las primeras expresiones nacionales de música cubana, autores que buscan la huella nacional en sus obras; y enuncian en muchas de ellas los géneros cubanos posteriores.

El pintor Jorge Arche Silva (1905 – 1956), sus aportes a las Artes Plásticas cubanas
La obra plástica de Enrique Caravia y Montenegro (1905 – 1992)
Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castillo (1902 – 1982), la trascendencia de su obra plástica
El escultor Teodoro Ramos Blanco (1902 – 1972), su obra
La obra plástica de Gumersindo Barea y García (1901 – ?)
El pintor Carlos Enríquez Gómez (1900 – 1957), un exponente imprescindible de las artes plásticas cubanas
La obra del escultor Juan José Sicre y Vélez (1898 – ?)
La obra del pintor y arquitecto Augusto García Menocal y Córdova (1899 – ?)