7.2.1 La contradanza criolla.


La Contradanza criolla tiene su origen en la contradanza europea, específicamente de la contradanza francesa. Su nombre significa danza campesina, está dado por las palabras inglesas country (campo) y dance (baile). Es un género instrumental bailable para salón, que desde comienzos del Siglo XIX tuvo un gran auge en la sociedad cubana.

En sus inicios fue interpretada por músicos negros y mulatos que la ejecutaban con un ritmo propio, adquiriendo elementos musicales característicos de la música cubana. De esta forma surge la contradanza cubana. La Contradanza criolla más antigua que atesoramos se titula ¨San Pascual Bailón ¨, la misma es una obra anónima.

La Contradanza constituyó un baile con coreografía. Ostentaba una estructura de dos partes de 8 compases cada una, que al repetirse, se convertían en 16 compases. Poseía una forma binaria contrastante, el compás predominante era el 2/4, aunque hubo contradanzas en 6/8. Era interpretada por la orquesta típica. En ella predomina el bajo de habanera. Entre las provincias Oriente y La Habana existieron marcadas diferencias en las composiciones. La Contradanza Habanera tenía un sello más elegante y la Contradanza Oriental un sello más popular. Hacia el año 1842, las contradanzas comenzaron a componerse cantadas, lo que más tarde le dio paso a la Habanera.

Las contradanzas se publicaron en las revistas artísticas y literarias de la época, preferentemente con chispeantes títulos de colorido criollo como fueron: No lo puedo remediar, Ahora no que están mirando, La blandita. Mediante los títulos de las contradanzas podemos percatarnos de todo el acontecer en la vida cotidiana del cubano; las mismas reflejan el ambiente inmediato de la época, peculiaridad que heredarían la Danza y el Danzón. El tema que abordaban era el de personajes populares, de eventos nacionales e internacionales, y también empleaban frases; pregones y dicharazos, los que quedaron plasmados en los títulos de las contradanzas.

Los principales cultivadores de la época fueron: Tomás Vuelta y Flores, Enrique Peña, Manuel Saumell y Miguel Faílde, entre otros.

La Contradanza criolla tuvo una fuerte representación en la música cubana del Siglo XIX. La manera en que era interpretada por los músicos cubanos de la época, la llevó a evolucionar, dando paso al surgimiento de la Danza criolla.

El pintor Jorge Arche Silva (1905 – 1956), sus aportes a las Artes Plásticas cubanas
La obra plástica de Enrique Caravia y Montenegro (1905 – 1992)
Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castillo (1902 – 1982), la trascendencia de su obra plástica
El escultor Teodoro Ramos Blanco (1902 – 1972), su obra
La obra plástica de Gumersindo Barea y García (1901 – ?)
El pintor Carlos Enríquez Gómez (1900 – 1957), un exponente imprescindible de las artes plásticas cubanas
La obra del escultor Juan José Sicre y Vélez (1898 – ?)
La obra del pintor y arquitecto Augusto García Menocal y Córdova (1899 – ?)