7.3 Principal exponente de la música cubana en la primera mitad del Siglo XIX (1800-1868). Manuel Saumell.


Manuel Saumell es considerado el precursor del nacionalismo cubano, pianista, instrumentista y notable compositor. Nació en la Habana en 1817 y murió en 1870. De procedencia humilde. Estudió música de manera autodidacta, dando muestras desde muy joven de su gran talento y vocación, pues a los quince años ya estaba sumergido en la composición musical. Siendo adulto fue discípulo de Juan Federico Edelmann en el piano y de Mauricio Pyke en las asignaturas de armonía, contrapunta, fuga e instrumentación.

Tocó el piano en varias iglesias habaneras, organizó reuniones musicales, instrumentó, hizo arreglos musicales y ofreció clases a la más joven generación de músicos cubanos de su tiempo.

Saumell llevó una vida muy movida; lo que le produjo limitaciones para componer. Debido a su condición socioeconómica experimentó muchas privaciones, por lo que fue un gran trabajador, muy sensible y riguroso consigo mismo para alcanzar sus propósitos. En el año 1939 cuando contaba con 22 años, se planteó escribir una ópera que reflejara una temática cubana cuya acción se desenvolviera en la isla e intervinieran en ella elementos característicos de la vida popular de los cubanos. Sin precedentes en Latinoamérica, este proyecto se vio frustrado por razones sentimentales.

Además de componer se presentó en distintas ocasiones como músico en actividades y ofreció numerosos conciertos. Saumell era un hombre intenso y lleno de dinamismo que desplegó durante su existencia una gran actividad.

Fue miembro de varias sociedades culturales, lo que evidencia su interés en adquirir todos aquellos conocimientos o tendencias, que posteriormente imprimiría en sus obras y en algunas críticas especializadas que realizaba en publicaciones periódicas de la época bajo el seudónimo El Timbalero.

Su verdadera trascendencia como compositor la adquiere con las contradanzas para piano, de dos partes contrastantes y compases binarios, donde aparecen por primera vez células rítmicas de la música popular cubana que se escuchaba en el Siglo XIX, entre las que se destacan claves, guajiras, habaneras y criollas. Sus contradanzas se caracterizaban por el predominio del registro central, por una gran fluidez melódica y por una sencilla estructura binaria. Fue una síntesis de culturas. Una música que nacía cubana, igualmente deudora de los patrones europeos como de los africanos. Durante su vida compuso aproximadamente unas 50 contradanzas.

Sus obras presentan título sugerentes como: La Tedezco, Los ojos de Pepa, La Quejosita, Los chismes de Guanabacoa, entre otras. Son muestras de una creación sólida y elaborada, donde los temas o motivos melódicos son propios de la música cubana, trascienden el marco popular y se convierten en creaciones netamente concertistas.

Alejo Carpentier en su libro La Música en Cuba señaló que gracias a la obra de Saumell se fijaron y pulieron los elementos constitutivos de una cubanidad que estaban dispersos en el ambiente y no salía de las casas de baile para integrar un hecho musical lleno de implicaciones.

Manuel Saumell está considerado el Padre de la Contradanza y una figura cimera del estilo musical nacional cubano; prestigiosas instituciones culturales cubanas, incluyendo escuelas de música, llevan su nombre en nuestros días.

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