4.1.1.14.6 El texto poético “El Son entero”, 1947, de Nicolás Guillén
En este poemario, suma de su obra poética precedente desde 1930 y portador de nuevas realizaciones estéticas, se manifiesta la madurez expresiva de Guillén, la definitiva “coloración”, de su poética como mestiza, en un sentido físico y espiritual, dado el alto grado de transculturación, en el sentido de que el ajiaco había ya cuajado en su sabor uno y múltiple.
Uno de los textos clave del poemario es “Son número 6” –titulado de este modo por la posición primigenia que ocupó en el texto, modificada después pero no así su título- en el cual alude a la fusión de los descendientes de las diferentes etnias africanas, muy popular en el lenguaje (lo mío es tuyo, lo tuyo es mío…) pero a la vez de un alto calado estético y donde emplea paradojas que transmiten el sentido de una cultura rica pero sometida (alegre llanto yoruba). Se transcribe una de las estrofas centrales en cuanto a ritmo y mensaje:
“Yoruba soy,
cantando voy,
llorando estoy,
y cuando no soy yoruba,
soy congo, mandinga, carabalí…”
Desde esta integración se instituye asimismo la necesidad de ampliar como onda expansiva el eco de su voz de juglar, para que quepa el llanto y la alegría de todo un pueblo en su poética. El criollismo de los versos, con integración de lo negro, lo blanco, lo mulato, constituye una síntesis identitaria admirable, pero no estática sino que elude a un proceso de hondas proyecciones futuras de realizables utopías, todo ello en moldes líricos de la más alta estirpe.
Parte de su proyección hacia el futuro está presente en “Un son para niños antillanos”, poema que posee varios niveles de lectura, uno de los cuales es de puro sabor infantil que han degustado infantes cubanos de todos los tiempos posteriores: “Por el mar de las Antillas / anda un barco de papel: / anda y anda el barco barco, / sin timonel. (….) Allá va la negra negra / junto junto al español; /anda y anda el barco barco / con ellos dos.”
El texto, alusivo a lo simbiótico cultural cubano, construye desde ello una aproximación a lo americano; a través del símbolo del barco que permite aproximar disímiles regiones americanas, más como pueblos que como países; esta concepción es heredera de la visión martiana y de otros próceres sobre la unidad latinoamericana y anticipa manifestaciones de solidaridad que acaecieron decenios después.
Por su parte “Guitarra”, afirma el credo estético de Nicolás Guillén, signado por diversas corrientes pero sobre todo originado y abocado al pueblo, de donde nace todo arte verdadero. En este sentido el término “Son entero”, usado en este poema y que le da título al poemario, alude al propio plasmar del vivir íntegro del cubano, sin vueltas ni falsos artificios:
“Tendida en la madrugada,
la firme guitarra espera:
voz de profunda madera
desesperada.
Su clamorosa cintura
en la que el pueblo suspira,
preñada de son, estira
la carne dura.
(…)
El son del querer maduro,
tu son entero;
el del abierto futuro,
tu son entero;
el del pie sobre el muro,
tu son entero..
Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.”