4.1.2.2.11 La obra ensayística y crítica de José Lezama Lima (1910 – 1976)
La obra ensayística de José Lezama Lima se desenvolvió fundamentalmente antes del triunfo de la Revolución, armónicamente integrada al auge y hondura de los estudios literarios del grupo Orígenes, que tanta luz arrojaron sobre la tradición nacional y también los valores emergentes, además de obras y autores del ámbito internacional ubicados en los amplios círculos concéntricos de la onda expansiva de la revista como fenómeno cultural.
Además de algunos textos integrados a los números de la revista Orígenes, se deben a Lezama los compendios ensayísticos de “Analecta del reloj”, 1953; “La expresión americana”, 1957; “Tratados en la Habana”, 1958 y ya en la etapa revolucionaria aunque también contentivos de textos anteriores: “La cantidad hechizada”, 1970 e “Imagen y posibilidad”, que se publicara póstumamente, en 1981, a través de los cuales se aprecia una progresión en cuanto a la intelección de la abstracción y el hecho poético.
En la ensayística lezamiana está implícita la concepción de aprendizaje continuo y de la escritura como un fenómeno en que confluyen no solo el nivel de conocimiento alcanzado sino también las vivencias afectivas, el ser en su totalidad sinérgica, por lo que afirmaba:
“Yo recuerdo que hace años me preguntaron a mí acerca del tiempo que demoraba en escribir un ensayo, y yo contesté que cuarenta y cuatro años, que era lo que tenía entonces. En realidad uno se demora todos los años que tiene para escribir algo.”
Una zona importante de su obra ensayística está dada por la paulatina concepción y plasmación de un sistema poético del mundo, en el cual brinda algunas claves para el estudio de su obra de pura creación, pero estudió asimismo la obra de importantes poetas de la lengua, como Garcilaso de la Vega, sobre el cual publicó su primer texto, en 1937 en la revista “Verbum”, bajo el título de “El secreto de Garcilaso” y publicaría después análisis similares, tocados también por su esencial lirismo.
En lo que respecta al entramado poético de la nación cubana Lezama, además de volcarse al estudio y a veces alucinada contemplación de las obras de sus contemporáneos, se ocupó de algunos hilos que habían contribuido a configurar el gran entramado poético de la nación, concretamente José Martí, Julián del Casal y Juan Clemente Zenea, este último en una etapa más tardía, como dijo alguna vez, añadiéndole anillos al gran enigma de su vida.
Uno de los aportes más importantes de José Lezama – a los cuales han apuntado también otros poetas del ámbito origenista- es la definitiva simbiosis entre poesía e historia, óptica que complementa en los textos que publicó a partir de 1959. Su concepción trascendente de la poesía, plasmada en su hacer poético concreto, encuentra cabal expresión en una obra ensayística también de altos quilates y de obligada referencia para el conocimiento de la historia del género en la Isla.