4.1.2.7.7 “A través de mi espejo”, cuaderno publicado por Eliseo Diego (1920 – 1994) en 1981
“A través de mi espejo” constituye una obra gestada por Eliseo Diego bajo el influjo de las obsesiones metafísicas de antaño, potenciado ahora por el avance en la cuerda inelástica de la vida y una lucidez que se ha ido acendrado en la contemplación de las grandes verdades, el poeta deviene aquí consumado espectador de la capacidad disolutiva del tiempo y erige su desamparo en versos de un lirismo que puede calificarse como contundente, cerrado en su propia dilemática sustancia.
Todo lo que es vida en el cuaderno brota fundamentalmente de la memoria, a través de un intento de penetrar hasta el hueso de la realidad –puede decirse hasta el hueso del tiempo- buscando lo que fue sobre sus aguas, lo que el espejo sucesivo no puede ya mostrarle y lo efímero ejerce ahora una influencia que satura el imaginario que subyace al texto, donde la melancolía resulta quizás el sentimiento más definido.
En cuanto a las estructuras poemáticas, en estas se ha depuesto un tanto el tono coloquial para ofrecer un lirismo dado por la rima y en sentido general la iteración musical, asimismo atinente a la ya citada naturaleza del poemario y en sentido general lo irresoluble de sus interrogaciones, que se erigen por momentos en un sordo bastión de nostalgia.
El símbolo del espejo ya había sido visitado en otros poemarios, valga citar el simple título de “El espejo”, en el cual se aprecia el papel que le otorga en el perenne diálogo con la realidad y lo cambiante de las formas a través del tiempo, visto a reducida escala. Aunque este poema no forma parte del cuaderno, si coincide en su esencial atmósfera:
“El espejo de óvalo limpio contempla un solo movimiento que hace la rama del álamo, cuando a veces golpea en los cristales.
Todo lo demás: el rojo de las cortinas, la mesa y el hombre, hace posible al espejo en la contemplación de la sombra levísima.
A veces esto se interrumpe, y sopla un poco de pavor por la estancia, cuando el espejo mira.”
Sin embargo la principal característica del libro, ya en gérmenes en otros poemarios pero fuente ahora de una interrogación central, es el propio yo y el intento de autodefinición precisamente ante la fluencia de lo temporal. De esta índole son las piezas tituladas “Frente al espejo”, “Biografía”, “¿Quién viene?” y otros en los que el espejo adquiere la primordial connotación de devolver la propia imagen pero en un sentido espiritual y la búsqueda del yo si puede llamarse inmanentista, ajeno a contingencias espaciales y temporales, por demás imposible.