4.1.2.11.1 Poemas publicados por Lorenzo García Vega (1926 – ) en “Orígenes”
Lorenzo García Vega fue uno de los miembros del grupo que más colaboró en la propia revista, tanto con textos narrativos o de memorias, como con piezas poéticas muy próximas a la prosa. Algunos de estos versos aparecerían también en “Suite para la espera”, que se editó bajo el propio sello de “Ediciones Orígenes”, pero otros no fueron recogidos, al menos hasta el triunfo de la Revolución, en ningún volumen de poesía.
En “Variaciones”, de 1946 –contenido también en “Suite para la espera”-, se aprecia una peculiar ilación de las ideas, a medio camino entre lo narrativo y lo lírico, o más bien un lirismo que se desborda y corre en ríos de palabras. Incluso la brevedad de las clausulas soporta perfectamente su trasposición al verso libre pero el poeta busca concatenar de otro modo, ofrecer una estructura ininterrumpida, como la sucesión de impresiones que impactan su percepción, lo entrevisto desde el ojo de un huracán.
Aunque en el caso de sus poemas, resulta difícil excogitar fragmentos que, a modo de aleph borgiano, contengan la pluralidad de imágenes que se disparan en su obra, en cierto modo este sentido de espiral o girándula se aprecia en algunos versos, sobre todo los que dan término al poema:
“Quiero seguir en círculos creciendo. (…) Girar instantáneo. Vuelo de nubes. Las casas flotan en su diluvio estremecido. Nimiedad, luz clara. Mediodía.”
En 1948 publicó en otro número de Orígenes, varios poemas sueltos, con los títulos de “Historia del Santo”, “Para un festival”, “Danza de las Bambalinas”, “Salmos” y “Miniatura del Buey Lunar”, que no poseen unidad temática al menos a un primer nivel de lectura. El hermetismo no es deliberado sino fruto del propio sentido surrealista de dejar emerger la contenida poética del inconsciente.
Por su parte “Las astas del frío”, de 1949, se aprecia esta misma desconexión de las ideas, propias de un interior desconcierto que el poeta deja fluir, acaso valor esencial que le atribuye a su obra, a modo de catarsis:
“Tú miras los cometas rotos, en esa esquina quedos !tantas luces! Mañana es
temprano.
La sombra, un manoteo, un borrón: pero la historia queda ausente.
Tu mirada, oh lo fijo, inmediato guiño
y despertar monstruosamente abiertos ante la noche.
¿Quién habla de la ausencia, de las largas cornisas o chirridos?
Frentes, frentes: tempranamente pardas.
y el desprecio hacia el mármol inicia,
inacabada, la metáfora…
!Oh mi inútil poema: ven, salta y canta esta triste balada de las astas del frío!”
Por su parte en “Túnel” y “Poemas”, de 1951, Lorenzo García se propone cierto orden cósmico, incluso el primero de ellos remeda la estructura estrófica del soneto, sin que se corresponda en cuanto a rima con esta modalidad poética.
En toda la serie de poemas que publicó en un número de 1953, bajo el título de “Gallo” (Al parecer corresponde a toda la serie), se reitera esta estructura de 14 versos distribuidos en dos estrofas de cuatro versos y dos de tres, sin cumplir el resto de los requisitos del soneto, lo cual augura una nueva disposición, emanada de un nuevo sentido de lo poético en este autor.