2.4.1 El cultivo del artículo de costumbres por José María de Cárdenas y Rodríguez (1812 – 1882)
José María de Cárdenas y Rodríguez fue discípulo de José Antonio Saco y amigo de Félix Varela, a quien conoció mientras estudiaba en los Estados Unidos, después de varios años residiendo en aquel país, se estableció definitivamente en la Habana.
Con el seudónimo de Jeremías de Docaransa, comenzó a publicar artículos costumbristas y satíricos, además de algunos versos, en periódicos y revistas, entre las que se encuentran: “La prensa”, “Faro industrial de la Habana”, “Flores del siglo”, “Revista de la Habana”, y otras.
Poseía muy buen dominio de la lengua española, la cual utilizaba para referir de forma amena los entramados de costumbres que se manifestaban en los diversos estratos sociales, la visión crítica a veces resulta admonitoria pero siempre está salpicada de un sano sentido del humor, aun cuando se proponga fines evidentemente didácticos y ello le resta cierto valor estético a su prosa.
En 1847 se imprime su primer libro contentivo de trabajos publicados a partir de 1838, bajo el título de: “Colección de artículos satíricos y de costumbres”, cuyo prólogo fue escrito por Cirilo Villaverde. En estos y los que fueron publicados en la antología “Los cubanos pintados por sí mismos” se manifiesta la elegancia de estilo del autor y un humor bastante refinado para abordar temas sensibles de la sociedad decimonónica.
Uno de los asuntos que más le preocupó fue la educación de la niñez, sobre lo que apuntaba la necesidad de inculcar normas de conducta y recibir modelos acertados de los padres, quienes tenían la máxima responsabilidad por el comportamiento de los infantes.
Fue por estos artículos que el autor alcanzó renombre; pero también publicó fábulas, letrillas y epigramas, además de escribir dos comedias: “No siempre el que escoge acierta”, en 1841, y “Un tío sordo”, en 1848. En casi todas sus obras está presente el fin didáctico – moralizante, a partir de un humor muy criollo que más que amonestar se propone fungir como elemento para la regeneración social.