3.2.2 Textos narrativo, incursiones líricas y otras piezas de Tristán de Jesús Medina (1833 – 1886)
Aunque la obra fundamental que se le debe a Tristán de Jesús Medina es “Mozart ensayando su réquiem”, también escribió otros textos que se publicaron y alcanzaron cierto reconocimiento en la época.
El autor siguió la carrera eclesiástica y al parecer estudió también violín. Escribió artículos y textos narrativos, incluido novelas, la primera de la que se tiene noticias es “Una lágrima y una gota de rocío”, publicada íntegramente en “El Redactor”.
Concibió también “Un joven alemán” y “El Doctor In – Fausto”, en los que ya trasluce un alto misticismo, en ocasiones más próximo al arte que al propio sentido de la divinidad. Su texto “Mozart ensayando su réquiem”, pertenecía al conjunto de piezas agrupadas bajo el título “Cuentos de un dilettanti”, que quedó inédito tras su muerte.
Asimismo, se destacó como orador sagrado dentro de la iglesia católica, aunque sus ideas heterodoxas lo llevarían a tener momentos de ruptura con el catolicismo y acercarse al protestantismo. Esta actitud ante la iglesia establecida se complementaba con una orientación política liberal, la cual queda expresa en su texto “Principios fundamentales de la libertad política”
Con respecto a la lírica, no son muchas las piezas que se le deben, entre ellas cabe destacar su soneto “Noche reveladora”:
“Juzgué de niño lo más claro el día;
Un sol naciente mis encantos era,
Pues antes que el crepúsculo viniera
Rápido siempre el sueño me vencía.
¡Quá asombro luego cuando el alma mía
La noche contempló por vez primera,
Y más profunda la celeste esfera
Multiplicando soles a porfía…!”
Desde entonces no es lo que me exalta,
En todo amor, la claridad que vierte,
Y sí la presentida que le falta.
Y sólo a medias puedo yo quererte,
Vida incompleta sin tu luz más alta:
La fulgurante noche de la muerte.”
En esta pieza resulta ya inteligible el misticismo del autor; aunque no menciona expresamente la figura de Dios. Los pares antitéticos día – noche y luz – oscuridad, constituyen símbolos que a la postre revelan su contenido en la contraposición vida – muerte, la cual no es antagónica sino que ambas constituyen para el sujeto lírico atractivos focos de luz, superior el de la muerte, implícitamente asociado a la comunión definitiva con la divinidad.
La polifacética obra de Tristán de Jesús Medina apareció editada fundamentalmente en Cuba y España, en publicaciones como las siguientes: “El Redactor”, “El Orden”, “Diario de la Habana”, “Revista de la Habana”, “La verdad católica”, “La América”, “Revista Hispano-Americana”, “La Discusión” y “La Correspondencia”. Escribió en ocasiones bajo el seudónimo de Tristán Edmain y Andrés Mattini.