3.5.9 La obra periodística y testimonial de Enrique Collazo (1848 – 1921)
Enrique Collazo se incorporó a las tropas insurrectas en 1869, como expedicionario de una nave que zarpó desde los Estados Unidos; aunque su estado famélico le impidió permanecer en el campo de batalla y tuvo que salir hacia Jamaica y posteriormente instalarse en Nueva York. Después de vivir del empleo de fotógrafo durante algún tiempo en Panamá y Colombia, retorna a Cuba en 1876 para proseguir la lucha.
En 1893 publica en la Habana su testimonio “Desde Yara hasta el Zanjón”, que constituye un cántico a la gesta de los 10 años y sus héroes. El autor, sin ser un literato, hace gala de un estilo sobrio en el cual transpone un amplio cúmulo de sus vivencias de mambí.
Aunque Collazo había firmado la capitulación del Zanjón, su óptica de la contienda y del futuro es más bien optimista. El texto suscitó algunos comentarios adversos por adentrarse en los fallos humanos y contradicciones que determinaron el fracaso del intento bélico de 1868, tan estudiados por la historiografía posterior.
Asimismo, criticó la instauración de un gobierno civil en una contienda militar, el cual constituía una rémora para la ejecución de las operaciones bélicas. Además de un valioso testimonio, en su momento la lectura del texto contribuyó a elucidar las causas del fracaso insurreccional y fungió como argumento de la necesidad de planear cuidadosamente cualquier nuevo proyecto separatista.
Collazo desembarcó en Cuba como expedicionario tras el estallido de la Guerra Necesaria, en la que alcanzó el grado de General de Brigada. Ocupó cargos públicos tras la instauración de la República en 1902 y fue miembro de la Academia de Historia de Cuba.
Además del texto de “Desde Yara hasta el Zanjón”, escribió el relato “De marcha en marcha”, publicado en 1899 junto con un texto de Alvaro Catá, en un volumen titulado “Episodios de la Guerra”. Se desempeñó también como periodista tanto durante la colonia como en la etapa republicana. En 1894 escribió varios artículos para “Patria”, dirigió también “El Cubano” y fue cofundador de “La Nación”, junto con Márquez Sterling. Sus textos en ocasiones aparecieron rubricados con los seudónimos de Cuba y Aguas Verdes.