3.7.1 La obra de crítica literaria de Ricardo del Monte (1828 – 1909)


Ricardo del Monte, sobrino de Domingo del Monte, recibió de este una esmerada educación, que incluyó el contacto directo con las lenguas y culturas europeas, de lo cual extrajo una afinada percepción estética y determinó asimismo que rindiera culto a la belleza por encima de consideraciones morales e ideológicas; ello constituyó un tamiz para valorar las piezas literarias, aunque fue más un teórico que un crítico consumado en el sentido de que sus obras de esta naturaleza no fueron numerosas.

En materia política mantuvo siempre la cautela, sin ir más allá del reformismo y el autonomismo, progresivamente más reaccionario y alejado de ciertas obras gestadas en el país. Su texto “El efectismo lírico” fue editado primero como folleto en 1866 y después publicado en “Revista de Cuba”, en 1877.

Este texto asume entre otros cometidos el de analizar los sesgos de la versificación de mediados del siglo XIX, a través de la obra del poeta cubano Saturnino Martínez; sin embargo si reconoció los valores del romanticismo cubano y las figuras cimeras de José María Heredia y Gertrudis Gómez de Avellaneda.

En su texto “Mi deuda” toma como objeto de estudio al modernismo y dentro de este las manifestaciones líricas particulares de Julián del Casal; como autor también se inscribió dentro de esta corriente pero no hizo suyas las ideas inherentes a esta con respecto al arte como fin en sí mismo; en realidad su integrismo político lo llevaba a razonar erróneamente con respecto al distanciamiento de los modelos de la lírica española y el espacio que en este sentido ocupara la poética de impronta francesa.

Fue reconocido en su época por su erudición y el hecho de aunar las corrientes de pensamiento imperantes en la época en su visión de la literatura, fundamentalmente el positivismo y el idealismo hegeliano. Su estilo, aunque no puede calificarse como propiamente literario, si es firme y pulimentado. Erró un tanto al atribuirle a la crítica funciones normativas que restringirían a la postre la libertad creativa, en vez de considerar su función de coadyuvadora a la percepción literaria de los lectores.

Textos críticos y relacionados con su filiación autonomista aparecieron en publicaciones como: “La Aurora de Matanzas”, “El Triunfo”, “New York Herald”, “El nuevo país” y “Cuba”, ya después de instaurada la República, en 1907. Utilizó en una y otra ocasión los seudónimos “De Profundis” y “Juan Vinagre“.

El pintor Jorge Arche Silva (1905 – 1956), sus aportes a las Artes Plásticas cubanas
La obra plástica de Enrique Caravia y Montenegro (1905 – 1992)
Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castillo (1902 – 1982), la trascendencia de su obra plástica
El escultor Teodoro Ramos Blanco (1902 – 1972), su obra
La obra plástica de Gumersindo Barea y García (1901 – ?)
El pintor Carlos Enríquez Gómez (1900 – 1957), un exponente imprescindible de las artes plásticas cubanas
La obra del escultor Juan José Sicre y Vélez (1898 – ?)
La obra del pintor y arquitecto Augusto García Menocal y Córdova (1899 – ?)