3.7.14 Nociones de crítica literaria de Julián del Casal (1863 – 1893)


Julián del Casal desbordó lirismo en todos sus textos, no solo los propiamente poéticos sino aquellos a los que comúnmente corresponde un tono más académico, como es el caso de la crítica literaria.

En 1893, cuando ya había muerto el poeta, vio la luz su estudio “Bustos y Rimas”, el cual contribuye a una comprensión más profunda de la cosmovisión literaria del autor, el otro hemisferio de su cerebro poético; pero que en realidad fue más intuitivo que racional, como la propia creación; y este es un matiz que diferencia su crítica del positivismo finisecular.

En “Bustos y Rimas” no priman las referencias eruditas sino un caudal imaginativo que le permite entablar a otro nivel la comunicación con los autores, es siempre un literato que escribe sobre otro y a la postre no logra o no se propone al desdoblamiento.

La excesiva preocupación por la forma que se le atribuye a Casal en detrimento del contenido vivencial, emocional, cognoscitivo o sensorial, que constituye el latido de vida de las encartonadas estructuras métricas, no se corresponde con sus ideas en el plano de la crítica, faceta en la que demuestra incluso preocupaciones con respecto al colonialismo y su incidencia en el escaso desarrollo de las letras en la Isla.

Publicó diversos artículos sobre figuras emergentes de la literatura dentro y fuera de la Isla. “La vida errante”, de Guy de Maupassant, le inspiró una honda comunión con el escritor, que se vierte en un texto de naturaleza emotiva y no asociado a la fría disección academicista con que por lo común procedía la crítica literaria desde la irrupción del positivismo.

Se adentró con igual actitud en el devenir de la literatura cubana, una de las figuras que acaparó su atención fue Bonifacio Byrne, en “Bustos y Rimas”, en la que plasma algunas de sus concepciones poéticas –aunque la poesía constituía para él ente inasible y de misteriosa esencia.

La lectura del poemario “Excéntricas”, de Bonifacio Byrne, le suscitó interesantes reflexiones sobre la poesía cubana e incluso un entusiasmo sostenido en torno al poeta. Fue ciertamente más parco y próximo al tono academicista al abordar la obra de José Fornaris, en este sentido su acogida del modernismo no le impidió reconocer los aciertos estéticos del romanticismo.

El pintor Jorge Arche Silva (1905 – 1956), sus aportes a las Artes Plásticas cubanas
La obra plástica de Enrique Caravia y Montenegro (1905 – 1992)
Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castillo (1902 – 1982), la trascendencia de su obra plástica
El escultor Teodoro Ramos Blanco (1902 – 1972), su obra
La obra plástica de Gumersindo Barea y García (1901 – ?)
El pintor Carlos Enríquez Gómez (1900 – 1957), un exponente imprescindible de las artes plásticas cubanas
La obra del escultor Juan José Sicre y Vélez (1898 – ?)
La obra del pintor y arquitecto Augusto García Menocal y Córdova (1899 – ?)