La mujer en las artes plásticas cubanas: Luisa Fernández Morrell (1897 – ?)
En Europa, fundamentalmente en Italia, existieron en torno al Renacimiento algunas mujeres que se dedicaron con éxito a la pintura, generalmente hijas o personas allegadas a artistas pictóricos reconocidos, que contaban con un taller donde desarrollar sus cuadros. La tendencia se fue incrementando tímidamente con los años, también en América y en Cuba, donde ya en el siglo XIX habían desplegado una obra meritoria, si bien no extensa, artistas como Concepción Mercier (1861 – 1935), Rita Matilde de la Pezuela y la propia Juana Borrero (1877 – 1896).
Sobre Luisa Fernández Morell, se conoce que nació en La Habana, en el año 1897 y vivió hasta después de 1952. Se destacó como artista y también como profesora, era dueña de un estilo de trazo luminoso que fue consolidando a lo largo de su formación académica, que no se limitaría a las fronteras nacionales. Su obra tiene el valor de reivindicar la óptica femenina sobre el paisaje y las figuras que plasmó, lo cual ejerció cierta influencia sobre creadoras de etapas posteriores.
Aunque se había graduado de Bachiller en Ciencias, desde edades tempranas manifestó su interés por la creación artística y estudió en la Academia de San Alejandro, donde obtuvo excelentes resultados. Continuó su formación en Italia, aunando los estudios artísticos con los del idioma, esto último en la Academia Víctor Manuel III. Posteriormente viajó a los Estados Unidos y allí perfeccionó las técnicas pictóricas que ya empleaba, complemetando los conocimientos adquiridos.
En 1927 había regresado ya a Cuba y comenzó entonces a desempeñarse como profesora de la Academia de San Alejandro, lo cual hizo en varias cátedras, contribuyendo a la formación integral de sus alumnos. Sus acuarelas fueron reconocidas por la crítica especializada, por ellas recibió, entre otros, el Premio en Colorido del Ministerio de Educación y el del Círculo de Bellas Artes de La Habana.
Entre las vertientes pictóricas que cultivó se cuentan la acuerala y los paisajes, así comó el ámbito de las flores, con sus variedades morfológicas y cromáticas. Algunas obras de esta autora se encuentran en el Museo Nacional de Bellas Artes y en la Academia de San Alejandro, así como otras instituciones. Particularmente el plantel de San Alejandro conserva una grata memoria de esta artista, su personalidad, su obra creadora y docente.