La trayectoria del pintor Enrique Crucet (1895 – 1979)
Enrique Crucet nació en La Habana, el 12 de julio de 1895. Su formación académica fue bastante completa, pues cursó estudios de pintura en el Centro Gallego de La Habana (1912), en la Academia de San Alejandro y más tarde en la Real Academia de San Fernando, Madrid. Vivió también durante un tiempo en Barcelona, a partir de su interés en interactuar con disímiles corrientes del arte real, más allá de lo estrictamente teórico y técnico.
Hay que decir que el estilo de Crucet se modeló sobre todo en la Academia de San Fernando, aun cuando en Cuba había adquirido el dominio necesario sobre las técnicas que más tarde emplearía. En dicha academia tuvo como profesores a destacadas figuras de la enseñanza de la plástica en España, como Cecilio Plá, Joaquín Sorolla, Julio Blanco y Julio Romero de Torres, entre otros que contribuyeron a que fuera perfilando su concepción del arte y de cada cuadro en particular.
En 1918 regresó a Cuba y desarrolló un intenso período de creación que se extendería aproximadamente hasta 1920, año en que se encontraba nuevamente en Madrid, donde expuso estos cuadros de motivos insulares, muy bien acogidos en la antigua metrópolis. Era ya un pintor de renombre que contribuiría a internacionalizar la cultura cubana, aun en ciernes, a través de la propia valía de su obra pero también de la cubanía de los temas que seleccionó, en cuanto a contenido y forma.
En este sentido, las gestas independentistas del siglo XIX constituyeron tópicos frecuentes de inspiración para Enrique Crucet, tanto sitios y acontecimientos emblemáticos de las mismas como figuras históricas que tomaron parte principal en ellas. En cuanto a este aspecto, sobresalen las series La Ruta de Martí y Por la ruta de la invasión, ambas de profundo contenido patriótico. Crucet también fue creador de varias naturalezas muertas que sobresalen por el tratamiento del color y remiten a lo vernáculo en el paisaje.
El 1952 presentó una muestra de su obra en Nueva York y dos años más tarde recibió el Primer Premio en el VII Salón Nacional de Cuba, con el cuadro Viñales, una región que suscitaría el interés de varios artistas de la plástica nacional. Una parte de su obra puede ser vista en el Museo Bacardí, integrada por Sierra de la Gran Piedra, La Gran Piedra, Mañana de sol en la sierra, La palma en la sierra, El Escambray, Belic en Las Coloradas, Niebla en las cumbres y La sierra desde la Gran Piedra.