3.5.10 El “Diario de Soldado”, de Fermín Valdés Domínguez (1852 – 1910) y su obra periodística


Fermín Valdés Domínguez no se caracterizó por un estilo literario muy depurado; pero si por la minuciosidad al observar y plasmar los acontecimientos en los que estuvo inmerso. Ha pasado sobre todo a la historia por su condición de condiscípulo y amigo de José Martí y ambos haber sido acusados de consuno por actividades que las autoridades coloniales consideraron como de conspiración.

Asimismo, estuvo entre los estudiantes de medicina acusados de profanar la tumba del español Gonzalo Castañón y 8 de sus compañeros fueron fusilados, motivo por el cual escribiría la obra testimonial citada en otro acápite: “El 27 de noviembre de 1871”. Ya para esa fecha, había realizado sus primeras incursiones en el periodismo, con textos que aparecieron publicados en “El diablo cojuelo”.

Aunque médico de profesión, se interesó por la literatura y en este sentido fue patrocinador de tertulias, a las que asistió José Martí y otros literatos e intelectuales de la época, publicó además algunos textos en “El Cubano”, “El Triunfo” y “El país”. Apoyó al apóstol en la gestación del movimiento independentista, representó incluso al Partido Revolucionario Cubano en Venezuela y más tarde en Nueva York y brindó sus colaboraciones intelectuales al periódico “Patria”.

En 1895 se incorporó a una expedición bajo el mando de Carlos Roloff, alcanzó el grado de Coronel y ocupó, entre otros puestos, la jefatura de Despacho del General Máximo Gómez; por todo ello, su diario de campaña tiene un alto valor testimonial tanto por los documentos oficiales que reproduce como por sus memorias de los contactos con Gómez y remembranzas de Martí.

En el texto incluye también una sección dedicada a los emigrados de la Florida, importante para conocer hasta qué punto la labor de estos había coadyuvado al desarrollo de la Gesta, sobre todo en Cayo Hueso: “Fueron los cubanos al Cayo en busca de tierra libre en donde trabajar, y allí llevaron el amor á la patria tiranizada por España. Y se unieron todos aquellos obreros en la defensa del hogar que habían tenido que abandonar. La sociabilidad y el mutuo afecto los hizo estudiosos y cultos, y para sus meetings fundaron un templo en “San Carlos”, donde consagraban su fe en la reivindicación de la Patria, y buscaban en la escuela y en la tribuna las vigorizadas fuerzas del espíritu que estimaban necesarias para poder algún día demostrar que sabían ser dignos de que se les tuviese por ciudadanos libres, capaces de mantener en la República propia la corrección y la pureza que señala a los pueblos puesto honroso”

Los ideales patrióticos están presentes en todo el cuerpo documental de Valdés Domínguez, la longitud de las cláusulas obstaculiza un tanto la lectura y el estilo es desigual; pero aun así su obra contiene pasajes de alguna realización estética y de particular valor histórico. Después de concluida la lucha insurreccional, continuó su actividad en la medicina y las ciencias naturales en sentido más amplio; desde el punto de vista histórico – literario, publicó textos en Patria y Libertad, La Reforma y El Fígaro.

José Martí expresaría sobre este, uno de sus más caros amigos “Sagrado es el que, en la robustez de la vida, con el amor a la cabecera de la mesa cómoda, echó la mesa atrás, y los consejos del amor cobarde, y sirvió a su pueblo, sin miedo a padecer ni a morir: y así es Valdés Domínguez”

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